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Túnez rechaza la herencia de Ben Ali

Miles de personas exigen la salida de los ministros del anterior régimen

Varios manifestantes llevan a hombros a un policía durante las protestas de ayer en Túnez
Varios manifestantes llevan a hombros a un policía durante las protestas de ayer en Túnezlarazon

Túnez- Túnez comenzó ayer tres días de luto para honrar a todas las víctimas de la represión en las últimas semanas. De ser uno de los países más tranquilos del Magreb, la pacífica población tunecina ha tenido que luchar, desarmada, contra una Policía violenta que recibía órdenes directas del derrocado dictador Zine El Abidine Ben Ali pero también de una milicia experta y sanguinaria, leal al ex presidente, que se dedicó a sembrar el pánico y a cometer crímenes aprovechando la inestabilidad política del país.

Según datos de organizaciones de derechos humanos, más de cien personas han muerto aquí en los últimos días. Por ello se entiende que las manifestaciones –ayer a las 11 empezó una multitudinaria en plena Avenida Habib Bourghiba– sigan en las calles tunecinas. No soportan que las caras del antiguo régimen estén en el Gobierno de Unidad Nacional.
Hammouda Zantouti, su mujer y su hija tienen su propio motivo para estar en la calle. El viernes 14, un disparo certero en el corazón terminó con la vida de su único hijo varón. Mohammed Slim Zantouti acababa de cumplir 28 años y su único error fue ser el blanco de las milicias de Ben Ali.

Su hijo para muchos es una víctima más de la revolución, una cifra enmarcada en el contexto de la revolución que tan sólo pone de manifiesto la represión de una dictadura que terminó el mismo día que su corazón dejó de latir. Para Hammouda es más que una pérdida enorme y espera que consideren a su hijo un mártir.

Los tres días de luto no le son suficientes ni a él ni a su familia. El sufrimiento físico y moral por el que están pasando nunca podrá ser compensado. Slim, licenciado en Economía y especializado en hostelería, estaba en paro. Este tunecino de Cité La Gazelle, a dos kilómetros del centro, encarna perfectamente el perfil de esta sociedad. «Este anuncio no nos vale, es un inocente que ha muerto gratuitamente», dice su padre.

Los tres recuerdan las últimas horas de Slim una y otra vez. Al principio no se lo contaron a Mariem, la hermana, para que no sufriera. Mariem estaba en España de vacaciones y por problemas con las aerolíneas no llegó hasta el lunes. A las 16:30, Slim dejó su domicilio y se fue con unos amigos. Éstos cuentan que, de repente, la Policía lanzó gas lacrimógeno. Corrieron, y en medio de la nube gris Slim recibió un disparo. Sólo una vez y directo al corazón. «Fue un francotirador, un profesional, alguien que sabía lo que hacía», explica Mariem. Su padre narra la peor parte: «Un vecino recogió a mi hijo herido y se lo llevó al hospital con un amigo; me llamaron y llegué a las 17:30; llevaba 15 minutos agonizando y estuvo media hora más hasta que a las 18 horas murió. Durante 45 minutos, Slim estuvo vivo aunque en el centro hospitalario no pudieron hacer nada por él porque no había medios suficientes. Lo último que me dijo fue «me han disparado». Ese día, al ser el toque de queda a las 18 horas, no le dejaban salir del hospital con el cadáver de su hijo; finalmente una ambulancia les llevó tras una gran insistencia de Hammouda.

La familia Zantouti ha recibido muchos apoyos. Uno de sus mejores amigos le ha hecho un vídeo con imágenes, uno de los médicos insistió a su padre en que tomara fotos de su hijo fallecido para denunciarlo adecuadamente. Sin embargo, nadie del Gobierno les ha llamado. «Presentaremos un dossier y pediremos nuestros derechos y exigiremos responsabilidades ante un Tribunal Internacional», afirma Hammouda.

Al preguntarles quién ha matado a su hijo, padre, madre e hija responden al unísono: «Ben Ali» y, por extensión, cualquiera bajo sus órdenes. Por eso, ayer prepararon una pancarta conmovedora y se sumaron a las masivas manifestaciones convocadas. No quieren ver a los que ya estaban en el poder decidiendo ahora el futuro del país. Hammouda espera que las autoridades elaboren una lista con los caídos y le den su nombre a una calle. «Es lo menos que pueden hacer por los mártires».


Manifestaciones en Jordania por el alza de precios
Miles de jordanos se manifestaron ayer en numerosas localidades del país pidiendo al rey Abdalá II la dimisión del Gobierno del primer ministro, Samir Rifai, al que consideran responsable de la subida de los precios y de fracasar en la lucha contra la corrupción, a pesar de que a principios de semana rebajó un 6% los precios de los productos básicos. Una de las mayores concentraciones de protesta tuvo lugar en la gran mezquita de Huseini, en el centro de Amán. Las protestas fueron convocadas por el Frente de Acción Islámica, principal grupo de la oposición, así como varios grupos de izquierda y panarabistas.