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Otra vez de bronca

Rosell habló por fin. La esperada comparecencia del presidente del Barça en respuesta a los «ataques» sufridos por el equipo azulgrana, que retrasó primero por la final de la «Champions» en Wembley y después por la final de la ACB, se produjo ayer.

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Y Rosell enseñó los dientes, pero sin morder. Hizo más o menos lo que muchos esperaban de él, acusado de blando por una parte del barcelonismo después de su silencio tras todo lo que le estaba cayendo al equipo durante el curso. Tan anunciada fue su presencia que parecía que pudiera tomar medidas drásticas. Sus palabras finalmente se quedaron en la amenaza. No fue más allá. «El Real Madrid ha traspasado los límites de la necesaria rivalidad deportiva, dirigiendo acusaciones a nuestro club sin ningún tipo de fundamento», expuso Sandro en una declaración institucional que constaba de siete puntos. «Si los límites se vuelven a sobrepasar, estaremos obligados a romper nuestras relaciones institucionales», añadió, aunque también matizó: «No lo deseamos, pero no nos temblará el pulso si tenemos que hacerlo».

Rosell no había contestado hasta ayer con palabras, pero sí con actos. «Se acusó de manera miserable a nuestros médicos y deportistas de hacer uso de prácticas de dopaje. Nos defendimos, llevando a los tribunales las acusaciones que nos hizo la "Cope", que citó al Real Madrid como fuente y origen de la información». Ese «ataque», el que más dolió en la entidad azulgrana, no fue el único denunciado. También se acusó a Mourinho ante la UEFA. «La rueda de prensa que el entrenador del Madrid protagonizó después del partido de ida de semifinales de la "Champions"en el Bernabéu sí que avergüenza a cualquiera que se sienta deportista», aseguró Rosell en respuesta al «me daría vergüenza ganar una "Champions"como la que tiene Guardiola» de «Mou».

El presidente del Barcelona pasa la responsabilidad a Florentino Pérez: «Tiene la oportunidad de volver a reconducir nuestras relaciones, dentro y fuera del campo». La respuesta del Madrid por la tarde fue un comunicado bastante contundente en el que califica de «desafortunadas» las acusaciones de Rosell –las señala como «falsas»–, se desmarca del asunto del dopaje y califica de «asombrosa» la denuncia del Barça a «Mou». El acercamiento parece lejano. La herida entre los dos clubes, que parecía cerrada por los jugadores tras los partidos con la Selección, la han reabierto las entidades, y así continuará si el verano no la enfría. En agosto llegan los dos primeros clásicos en la Supercopa de España...

«Nos provocaron, pero nos aguantamos», insistió Rosell. Y apeló a «la responsabilidad social» del Barça para no haber dado respuesta antes. En realidad, la mejor defensa del Barcelona, en «la mejor temporada deportiva de su historia, con 15 títulos», no está en las palabras, como reconoció el propio presidente: «La exhibición de Wembley es la respuesta más contundente». Rosell también habló de la actualidad del club, que tiene un nombre propio: Cesc. «No nos volveremos locos por él», afirmó el mandatario, que incluso puso una cifra sobre la mesa, con explicación incluida: «En función del salario podríamos ofrecer más o menos. Si el año pasado ofrecimos 40, uno después y con la amortización, vale menos». A partir de ahí volvió a su tono diplomático: no sabe, no contesta de fichajes: «Pep le ha dicho a Zubizarreta lo que necesita». Eso sí: «Tenemos 45 millones para fichar, más lo que se ingrese por ventas, si las hay».