Asins trasciende la pantalla

No le importa que la califiquen como la pionera del arte asistido por ordenador. «Acepto la etiqueta con mucho gusto», asegura la artista. Aunque agradecida, no puede evitar la sorpresa de este reconocimiento, que llega poco después de que el Reina Sofía le dedique una retrospectiva. «Se me ha marginado mucho en este país y no sé si esto cambiará algo: se olvida muy pronto». Por el momento sí sabe que «la exposición ha tenido una acogida buenísima. Se lo tengo que agradecer a Manuel Borja-Villel, por su inteligencia y su sensibilidad», explica Asins.

Ni modelo, ni definición
Pero aceptar la etiqueta no significa querer erigirse en el ejemplo de otros: «Cada uno debe ser el modelo de sí mismo. Tampoco puedo definir mi arte. Como dice el filósofo matemático Wittgenstein, "de lo que no se puede hablar es mejor callarse", y este es el caso. La imagen y la palabra son dos lenguajes distintos», añade. Licenciada en Bellas Artes, ha realizado más de cuarenta exposiciones individuales en distintos países y ha escrito ensayos sobre estética y poemas de poesía experimental en publicaciones especializadas de España, Francia, Alemania y Estados Unidos.

En la actualidad, continúa su investigación sobre la informática como herramienta artística, según ella, «un instrumento maravilloso. Después de Gutenberg, es el desarrollo tecnológico más importante. Pero todavía queda mucho trabajo. A esto se añade la velocidad de los descubrimientos. En este mundo, diez años se convierten en un día». Asins se une a otros premiados con el Nacional de Artes Plásticas, dotado por el Ministerio de Cultura con 30.000 euros, como Adolfo Schlosser (1991), Cristino de Vera (1998), Alfredo Alcaín (2003), Esther Ferrer (2008) y Nacho Criado (2009). En todo caso, la investigación continúa: «Me centro en vídeos, en la transformación temporal de las imágenes», termina.

Una obra de museo
«Fragmentos de la memoria» es la retrospectiva sobre Asins que, hasta el 31 de octubre, se puede visitar en el Reina Sofía. Además, su obra puede encontrarse en las colecciones de los museos de Arte Abstracto de Cuenca, el IVAM y el Spanish Institute de Nueva York, entre otros.