Historia

Sevilla

Historia de Elvis

La Razón
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Apenas podía caminar. A sus 40 años, Elvis estaba encorvado como los juncos del río azotados por la tormenta. Sus pies ya no le sostenían y su columna vertebral era un signo de interrogación. Sufría intensamente, no cabe duda, cada vez que intentaba erguirse aferrado a las paredes, así que pasaba los días sin apenas moverse, agazapado en un rincón del refugio. Allí esperaba paciente el regreso de los cazadores, que reservaban para él una parte del botín. También él había sido un cazador diestro y fuerte, pero sus huesos y sus miembros se habían quebrado por enfermedades que ni siquiera tenían nombre. Su vida entera estaba a expensas de los otros: comer, beber, dar unos pasos… Para todo necesitaba el apoyo de un brazo fuerte, de una mano generosa. Cuando los días menguaban y las manadas marchaban en busca de pastos frescos, los suyos cargaban con él como si fuera una piedra preciosa o un recién nacido. Jamás se les habría ocurrido abandonarlo a su suerte en la oscuridad de la cueva. Elvis vivió así muchas estaciones más y amparado por aquellos feroces cazadores hermanos suyos llegó a la provecta edad de 50 años, un verdadero prodigio de supervivencia. De la bella historia de Elvis nos hemos enterado ahora gracias a los hallazgos de los paleontólogos en Atapuerca. Parece ser que aquel anciano poseía una pelvis prodigiosa y en su frágil arquitectura ha quedado grabada su biografía entera y también la clase de gentes que le rodearon. Los científicos están asombrados de la calidad moral de aquellos homínidos anteriores al neandertal, por su sentido de la solidaridad con el más inútil de la tribu, con aquella rémora a la que protegían y cuidaban con total entrega. Descubrimientos anteriores en el yacimiento burgalés ya habían aflorado comportamientos similares con miembros de la comunidad que eran retrasados mentales o tullidos de nacimiento. Pero claro, de todo ello hace más de 500.000 años, cuando por estos páramos sólo deambulaban primitivos cavernícolas. Nada que ver con lo de ahora, que somos gente civilizada y de mucho refinamiento, por eso lo progresista es celebrar congresos sobre las grandes ventajas del aborto y de la eutanasia, como el de estos días que ha subvencionado en Sevilla la Junta de Andalucía. Progresamos que es una barbaridad y a toda pastilla.