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Hotel California

La Razón
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Este año se cumplirán treinta y cinco desde que el grupo «Eagles» dio a conocer su trabajo «Hotel California», considerada por muchas razones como una de las mejores canciones de todos los tiempos. Laureada con numerosos premios, aclamada en todo el mundo y reconocida de manera concluyente con la venta de millones de discos, la canción es una alegoría desencantada del mundo de las drogas y en mi opinión constituye el agridulce reflejo del final de una era repleta de una agradable ilusión contrastada con la amargura de unas secuelas que imprimieron un sello distintivo a la generación que, después de oponerse con talento y con rabia a los rigores de la guerra de Vietnam, se encontró con que la paz que vino luego no fue en absoluto más confortable que el horrible dolor de los combates. Aquellas duras batallas en Da Nang y Hue, en Tan Son Nut, en Khe Shan y en Bien Hoa, dejaron como rastro millares de muertos, un puñado de formidables películas y el hermoso desencanto de canciones como ese «Hotel California» en el que aquellos muchachos inocentes y rurales, procedentes del country «blue grass», reflejaron la decepción que suele sobrevenir cuando se desvirtúa la realidad con la benéfica alucinación de las drogas. Se habían atiborrado de «hierba» y de ácidos para discrepar de la guerra desde una pretendida nube de inocencia, pero cuando se firmó la paz en París y en Vietnam se posó el humo de los bombardeos, todos aquellos jóvenes se dieron cuenta de que si la heroína había sido un recurso casi filosófico para luchar, anémicos e insomnes, por la paz, ahora era sólo el motivo de una insoportable adicción y la odiosa razón de una horrible patología. Los héroes se convirtieron en enfermos y del lisérgico «Hotel California» muchos de aquellos muchachos fueron sacados con sus rostros lívidos, con los bolsillos vacíos y con los pies por delante. La formación de «Eagles» sufrió muchos cambios desde su nacimiento hace cuarenta años. Vinieron luego otras generaciones y hubo guerras nuevas. Pocos discuten que «Hotel California» sigue siendo una canción expresiva y hermosa. En el mundo hay todavía sobrados motivos para que los jóvenes se quejen y se malogren. El problema es que ahora muchos jóvenes consideran una droga la realidad y sólo se enteran de las guerras cuando el ruido que hacen y el dolor que causan se convierten en un videojuego de cien euros que pagan de su bolsillo sus padres, los tipos maduros y desencantados que aún entornan con emoción los ojos al escuchar la percusión de «Hotel California».