Historia

Roma

Alejandro Magno conquista el Louvre

El museo parisino reúne más de quinientas piezas, algunas jamás expuestas con anterioridad, que reconstruyen la Macedonia y la época del militar griego

Uno de los mosaicos que se pueden contemplar en la exposición «En el reino de Alejandro Magno»
Uno de los mosaicos que se pueden contemplar en la exposición «En el reino de Alejandro Magno»larazon

Alejandro todavía no era Alejandro. Ni siquiera era el grande. Alejandro, hijo de Filipo, nació en una Macedonia que es muy diferente a la que existe hoy y los turistas visitan: esa tierra de olivos y tierras secas; esa porción de tierra arrinconada por la geografía al norte continental de Grecia. En el siglo V a. de C., sin embargo, era una nación diferente, que bullía en riqueza. Un personaje, cualquiera, no importa el momento, siempre es consecuencia de su época. Un hijo de su tiempo. Alejandro Magno jamás hubiera sido el conquistador de leyenda que en la actualidad recuerda la Historia, si no hubiera sido por los reyes que le precedieron en el trono, como su padre, Filipo, de quien heredó parte de la organización y las tácticas militares que después él desarrollaría hasta el exigente perfeccionismo durante sus campañas asiáticas.
El Museo del Louvre de París ha reunido más de 500 piezas, algunas nunca expuestas al público con anterioridad, procedentes de diferentes museos y yacimientos arqueológicos, que reconstruyen el mundo en el que crecieron el genio y el talento del joven conquistador, que alcanzó el Olimpo de la historia con 33 años y una muerte prematura en la ciudad de Babilonia. Desde copas y coronas hasta brazaletes, bustos, yelmos, monedas, espadas, relieves, máscaras funerarias y otras delicadas joyas y objetos de orfebrería que hablan del refinamiento y la cultura que alcanzó esa sociedad. Comisariada por Sophie Descamps, conservadora en jefe del departamento de antigüedades griegas, etruscas y romanas, de la pinacoteca parisina, la exposición está jalonada en nueve ámbitos distintos. Abarcan el descubrimiento de la Macedonia antigua, la formación de la realeza, desde el segundo milenio a. de C. hasta el siglo V a. de C., la época de Alejandro I hasta Alejandro el Grande, la evolución hasta los años helenísticos, la sociedad macedonia, la producción artística al norte de Grecia, la religión y la muerte, un apartado importante cuando se trata de reinos de esas centurias, Macedonia bajo la dominación de Roma y la génesis y formación de la leyenda de Alejandro Magno.

Arqueología potencial
Uno de los aspectos que resalta la muestra es el potencial arqueológico de esta área. La cantidad de tumbas y yacimientos está proporcionando, durante las últimas décadas, una gran cantidad de material que ayuda a rehacer la historia de ese reino y de los monarcas que la gobernaron. Un aspecto importante porque la figura de Alejandro ha ensombrecido a sus antepasados en el solio. Ahora puede constatarse el apogeo y el desarrollo económico, social, militar y político que consiguieron. De hecho, muchos de los objetos que se exhiben ahora provienen de las tumbas reales que se han exhumado y descubierto (muy interesantes las que pertenecen al comienzo de las dinastías locales). Entre ellas, la de Filipo II, por ejemplo, la de Agios Athanasios o la necrópolis que se encuentra cerca de Sindos. En la exposición está, de hecho, el material completo que se ha extraído de un enterramiento femenino que se encuentra precisamente en esta área.


Una tumba perdida
Es paradójico. El hombre que siempre ha situado el nombre de Macedonia en el mapa, no está enterrado en su patria. La muestra del Louvre acoge ornamentos procedentes de enterramientos reales anteriores al célebre general griego. También, algún busto del conquistador. Le dedica un ámbito. Pero su tumba está perdida en algún lugar de Alejandría, en Egipto. Puede que bajo el mar. Paradojas de la historia.