Por la nutrición divergente por Miguel Ángel ALMODÓVAR

Empieza el Mundial y el balón ya rueda más que en serio para la elite futbolera de los continentes todos. Ganar o perder; pasar o caer; ser o no ser. Cada equipo va a contar con expertos en casi todo y por supuesto en nutrición deportiva. Alimentos energizantes y de fácil digestión; curvas de carbohidratos y potasio para evitar los tirones y calambres, aunque rara vez se ha visto a un futbolista comerse un plátano en el transcurso del partido, como tantas veces se contempla en las canchas de tenis.

Hasta aquí lo convergente, a lo que nosotros añadiríamos, en clave de divergencia, unas pipas de girasol y un chocolate a la taza, que les aporten magnesio como relajante muscular; un filetito de pavo y un puñadito de nueces, para evitar trances depresivos, cuadros de ansiedad y angustia; y unos sesitos a la romana y un buen filete de hígado encebollado, que les suministre la fosfatidilserina necesaria para que sus neuronas estén a punto en las entrevistas y las posteriores ruedas de prensa.