Economía

Los chiringuitos piden 50 años de seguridad legal para invertir en su modernización

Locales de la Malvarrosa quieren que la nueva ley les deje convertir la planta superior en terraza. Invertirán 400.000 euros cada uno para acabar con la «estética hormigón»

Figuración del diseño provisional que han ideado los hosteleros de la playa de la Malvarrosa
Figuración del diseño provisional que han ideado los hosteleros de la playa de la Malvarrosalarazon

Valencia- Los restaurantes de la playa de la Malvarrosa quieren sacar provecho de la buena sintonía con «este Gobierno» y convencerle de que el futuro turístico de Valencia pasa por dinamizar su franja costera. Apholema, la asociación que aglutina a catorce de estos chiringuitos, ha elaborado una lista de reivindicaciones a la espera de que se apruebe la nueva Ley de Costas a principios del próximo año.

Entre ellas destaca la reconversión de la planta superior de los locales en una terraza abierta «estilo pérgola» -actualmente se utilizan de almacén y cuarto de máquinas- unificar la estética de los establecimientos - «dejar atrás ese aspecto de nave industrial y quitar la agresividad del hormigón»- y recuperar las dimensiones anteriores de la terraza a pie de calle, es decir, pasar de los 50 a los 150 metros cuadrados. Su intención es que los clientes disfruten del nuevo diseño en el verano de 2014.

Ello le costará a cada propietario unos 400.000 euros, por lo que exigen que la nueva norma les otorgue «cierta seguridad jurídica», lo que se traduce en, «al menos», cincuenta años de concesión, dejando atrás el actual sistema de renovación anual de permisos.

Los hosteleros también tienen demandas para el Gobierno local, al que le van a pedir una mejora de los accesos - «cuando caen cuatro gotas, esto se embarra»- y un aumento del número de urinarios públicos. Asimismo, consideran que el Ayuntamiento debería interceder para que se permita celebrar ferias comerciales - «por ejemplo, la de artesanía»- así como un mayor número de los «típicos puestos de mercadillo ‘hippie'». «Lo que es bueno para el comercio, es bueno para la hostelería», añadió el presidente de Apholema, Miguel Cuenca, respecto a la posible recuperación de la actividad en la marina Juan Carlos I, en manos de las tres Administraciones públicas.

Cuenca reconoció «tiempos difíciles», pero el futuro se presenta «ilusionante». Recordó que el turismo continúa siendo la principal potencia económica de este país y que con su plan van a contribuir a crear casi un centenar de empleos directos.