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Mejor con curvas por Alfonso Merlos

La Razón
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Francamente, ¡hay que ser antiguos! O sea, que el físico sí que es lo determinante para comprometerse. Y no sólo eso: las mujeres-fideo (mujeres-percha sobre una fría pasarela) nos pirran. ¡Ni hablar! ¿Qué broma es ésta? Estamos equivocados en lo primero y lo segundo. El compromiso tiene un carácter profundo, romántico, verdadero y trascendente que debe ir mucho más allá de lo que marque una báscula, que tiene que sobreponerse a la dictadura de las dietas. De lo contrario, adquiere un carácter artificial y deja de ser genuino. ¡¿Qué es eso de que lo espiritual y lo platónico se reduzcan al número de kilos en los que se mantiene a raya al amor de nuestra vida?! Pero no sólo eso. Ahora resulta que tenemos miedo a las curvas. Naturalmente, sin llegar a la voluptuosidad excesiva de Rubens, pero ¿hay algo más hermoso, más natural y sensual que unas curvas bien formadas? Por un beso de la flaca… yo no daría lo que fuera.