París
La última frontera
España es ya una superpotencia deportiva que tiene el Mundial de fútbol como única cuenta pendiente
En los últimos años del siglo XX y la primera década del XXI, el himno español ha dejado de ser una anécdota en la jornada final de las grandes competiciones. De las excepciones que representaban Manolo Santana, Ángel Nieto o Severiano Ballesteros se ha pasado a ocupar podios, conquistar medallas y ser una superpotencia deportiva de primer orden tanto a nivel individual como colectivo. Con el triunfo en la Eurocopa de Austria y Suiza, la selección de fútbol ha alcanzado el estatus que otras muchas disciplinas habían logrado ya, pero todavía hay una cuenta pendiente, el Campeonato del Mundo.Casillas reconoció antes de proclamarse campeón de Europa que «la selección de baloncesto ha sido el espejo en el que teníamos que mirarnos. Nos han servido de ejemplo». El triunfo de los Gasol y compañía hace cuatro años en el Mundial de Japón pasó a convertirse en la referencia, en el modelo a seguir para el fútbol. Un grupo con un estilo muy definido, que llevan toda la vida jugando juntos y que tienen un espíritu ganador porque es lo que han vivido desde que eran juveniles. Nada de maldiciones de cuartos, teorías conspiratorias arbitrales o simple mala suerte para explicar que los éxitos en las categorías inferiores no se podían trasladar a la selección absoluta. El penalti de Cesc en cuartos de la Eurocopa ante Italia fue el principio del fin del fatalismo que tradicionalmente perseguía a la selección de fútbol.Antes del baloncesto, los de- portes de equipo, en disciplinas mediáticamente menores, habían deparado títulos europeos, mundiales y olímpicos. «Nuestro gran problema fue la repercusión que tuvimos. No lo supimos rentabilizar convenientemente. A los dos días de haber ganado el Mundial parecía que era algo que había sucedido hace meses. Nadie se acordaba», confesó Barrufet después de que la selección de balon- mano se proclamara campeona mundial en Túnez un año antes de que lo hicieran los chicos del basket. Esa queja del portero recién retirado es algo a lo que están acostumbrados algunos de los deportistas españoles más laureados. La selección de hockey patines, la de fútbol-sala o la de water- polo lo han ganado todo y compe- tición tras competición se han encargado de confirmar unas expectativas que se despertaban en círculos muy reducidos.Los éxitos en los deportes de equipo han estado acompañados por triunfos a nivel individual, en disciplinas en las que España ya había dominado –ciclismo o motociclismo– o en otras en las que los españoles no habían pasado de ser secundarios, como sucede con Fernando Alonso en la Fórmula Uno.De la generación espontánea a los éxitos como sistema, el deporte español goza ahora de un excelente estado de salud. Sólo queda una cuenta pendiente y empieza mañana en Suráfrica. 2008, EL MEJOR PRECEDENTENadal y la selección. Hace dos años, Rafa Nadal conquistó su cuarto Roland Garros coincidiendo con el arranque de la Eurocopa de Austria y Suiza. Pocos días después de la final ante Alemania el 29 de junio, el de Manacor conquistaba Wimbledon. La historia ha empezado a repetirse en París.
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