
Espectáculos
Sangre nueva en la CND
La Compañía Nacional de Danza avanza en plena transición Palito, entre la era Duato y a la espera de la etapa Martínez. Aunque su director no se lo ha tomado como tal, pues propone para su despedida de la Zarzuela un programa de vanguardia.

Así puede calificarse la trayectoria de Angels Margarit, perteneciente a la primera generación de bailarines contemporáneos surgida a finales de los 70 en Barcelona, que ha compuesto para la compañía «Orbitas y derivas».
Sin rumbo
Se trata de una coreografía basada en elementos como el aire y el agua, para la que los bailarines han tenido que preparar especialmente «las diferentes cinéticas» que propone la artista, según explica el propio Palito, que dejará el 31 de julio la compañía tras meses de director interino y más de ocho como coordinador artístico. Margarit la ha definido como una «pieza que se desarrolla a partir de algunos de los motivos físicos referenciales de mi escritura coreográfica. La caída, la suspensión, el impulso, la inercia son acciones físicas que tratamos de habitar».
Alexander Ekman debuta también con «Flockwork» en la compañía con su primera gran pieza, que concibió para el Nederlands Dans Theater II, su creador asegura que no ha querido repetir exactamente la misma coreografía y más tratándose de un trabajo rítmico, en cierto modo humorístico, y visual. El título describe la pieza muy bien. Flockwork es un gran grupo desplazándose sin rumbo, creando formas y escenarios alrededor de tres grandes mesas».
Y para cerrar, la reposición de «Angelo», de Nacho Duato, que en comparación de las dos anteriores resultará «clásica», según Palito. Estrenada en 2000 en el Teatro Real de Madrid, se trata de «una reflexión sobre el paraíso y el infierno. Está basado en los maravillosos Concerti Grossi del italiano Arcangelo Corelli y finaliza con un aria de la ópera de Scarlatti, "Il Primo Omicidio". Duato ha utilizado fundamentalmente los lentos y adagios en un orden distinto al original. El ballet nos relata la búsqueda de una liberación a través de la muerte, como vía de acceso a un paraíso que nos libere», según expuso el coreógrafo.
En septiembre, José Carlos Martínez, aún activo como bailarín, tomará el rumbo de esta nave que Duato escoró hacia el contemporáneo. A él le tocará decidir si empiezan a recorrer terrenos clásicos y neoclásicos, que hasta ahora ninguna compañía pública ha afrontado en los últimos años. Contará con la mayor parte de los bailarines.
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