
Salamanca
Ecos de triunfo
Salamanca. Sexta de feria. Se lidiaron toros de San Mateo, el 1º, parado; y el 4º, bueno; y El Pilar, muy bueno, el 5º; el 2º, rajado pero entregándose; sin romper el 3º y difícil, el 6º. Lleno.- Pablo Hermoso de Mendoza, dos pinchazos, rejón (saludos); rejón (dos orejas).- El Juli, de verde hoja y oro, pinchazo, aviso, estocada (oreja); estocada baja, aviso (oreja).- José María Manzanares, de violeta y oro, dos pinchazos, aviso, media tendida, descabello, segundo aviso, seis descabellos (silencio); estocada (saludos).

Ver para creer. Contextualizo: quinto toro de la tarde. El Juli armado con la muleta, en el centro del ruedo y citando al toro. Así estábamos, ni un resquicio a la duda. Y abocados a la expectación, porque el toro de El Pilar había cantado bondades en los otros tercios, entretanto una voz hizo roncar al resto: «Viva la Duquesa». De Alba, quién si no. Ante la ovación de gala, la Duquesa se puso en pie, y en el ruedo se debatía el duelo por salir del anonimato. Juli, que tiene raza, abrió el compás más de la cuenta, despatarrado para enjaretar la primera tanda diestra.
Ligada y gallarda. Cómo era el toro. Nobleza sin fisuras y largura en el viaje. Este, sí. Con la fuerza de esa primera tanda, nos metió en la faena de manera volcánica. Después nos costó ver el fuego, la emoción, en un toreo que no acababa de encontrar el camino de Juli, aunque le servía de sobra para contentar al gentío. Quizá sea sólo una percepción personal. Ahí lo dejo, pero cuando volvió a cogerle el aire al toro por el zurdo y ligar de verdad y torearlo reunido, algo por dentro decía que la ley del equilibrio se había resquebrajado en algún lugar, en algún momento. Resultó el toro bueno de la tarde, ése y el cuarto de San Mateo para Hermoso de Mendoza. Fue cómplice perfecto para la exhibición del jinete navarro, que se fue con la puerta grande y las dos orejas. Más liviano había sido todo lo que ocurrió con el primero, paradote y apretando para dentro.
La corrida de El Pilar tuvo aquel toro bueno de Julián y guasa para acabar la tarde con el de Manzanares. El bochorno insoportable que tuvimos durante toda la corrida acabó en aviso de tormenta: algunas gotas de agua y viento. El toro no era fácil y Manzanares quiso buscarle las vueltas para no irse de pie. Ni la espada lo evitó. El tercero salió cuesta arriba y así quedó. Era como si hubiera demasiada altura para descolgar el cuello y el toro no acabó de rematar ni la faena tomar vuelo.
Juli se las vio con un astado de El Pilar que salía suelto y que siempre se quiso rajar. Ahí la historia la cambió Juli, que impuso mando y gobierno y al toro no le quedó otra que comerse la muleta sin rechistar. Lo hacía por abajo y transmitía. La faena pareció dos en una. Una primera parte de toreo bueno, de mérito, el recurso de los circulares y cuando ya pensábamos que estaba cerrado echó mano de las bernadinas. Buen torero y agradecido toro en la primera parte de faena. La plaza de La Glorieta la dejaron atrás a hombros Pablo Hermoso y Juli; a Manzanares le quedaba el camino a pie. Tardes y tardes. Sensación de bochorno y medianías. Como si todo hubiera sido un eco. El eco del triunfo.
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