Roma

El Coliseo no quiere ser la Torre de Pisa

Comienza su restauración al tiempo que detectan una inclinación de 40 cm

El Coliseo no quiere ser la Torre de Pisa
El Coliseo no quiere ser la Torre de Pisalarazon

No parece que agosto sea el mes más indicado para comenzar la restauración de uno de los monumentos más visitados del mundo. Si tenemos en cuenta que dichas obras durarán entre dos y tres años, quizá dé un poco igual. En todo caso, si tiene planeado pasar sus vacaciones en Roma, no se alarme: la restauración a la que se va a someter el Anfiteatro Flavio, más conocido como Coliseo, y que comienza hoy, no impedirá la entrada de turistas. Hay que remontarse a finales de los años 30 para encontrar unas obras sobre el monumento de este calibre que, entre otras cosas, permitirán que el espacio accesible al público aumente en un 25 por ciento.

La intención, de hecho, era comenzar con la restauración en primavera, pero la polémica (aparentemente inevitable cuando un símbolo nacional está en juego) aplazó la puesta en marcha. Ni las arcas del Estado ni las del propio anfiteatro estaban para este dispendio (eso al menos creía Silvio Berlusconi), así que se privatizó la restauración, de la que se haría cargo Diego della Valle, conocido empresario italiano dueño, entre otras, de la empresa de calzado Tod's, poniendo sobre la mesa 25 millones de euros. A cambio, tendría derecho a explotar la imagen del monumento en exclusiva durante 15 años. Esta contraprestación, unida a los rumores de una adjudicación «a dedo» después de que el concurso quedara desierto, puso en peligro el mecenazgo del señor Della Valle.

Superado, al menos en apariencia, el rifirrafe, apenas unos días después de que el alcalde de Roma, Gianni Alemanno, anunciara el inicio de las obras, la necesidad que de ellas tiene el anfiteatro se hicieron todavía más evidentes. Como si de una emulación de la Torre de Pisa se tratara, un equipo de expertos asegura que se está inclinando sobre su lado sur 40 centímetros. La causa más probable de esta inclinación son las «vibraciones provocadas por los vehículos, el metro e, incluso, los helicópteros que diariamente pasan junto al anfiteatro construido», informa Efe.

 Aunque el desnivel entre los lados norte y sur del Coliseo es conocido desde hace un año por los expertos, sus responsables señalan que no han dado a conocer este dato con anterioridad porque «no es preocupante». Desde hace dos meses un equipo de expertos mide con sensores el comportamiento de la estructura para confirmar las causas de esta inclinación y determinar una posible intervención, que sería independiente de las obras de restauración.

Se intervenga en este sentido o no, ya se sabe qué podemos esperar de los 25 millones de euros que invertirá el dueño de Tod's. Las obras permitirán levantar un centro de servicios en el exterior del monumento de unos 1.600 metros cuadrados, que albergará las taquillas, una librería, una cafetería y varios baños, que actualmente están dentro del recinto. Además, se hará una limpieza y se consolidará la estructura de este monumento del siglo I, y se mejorará el sistema de iluminación de todo el recinto y se revisará la seguridad de las instalaciones. Polémicas aparte, los cinco millones de turistas que lo visitan al año parecen suficiente razón.