BM Atlético de Madrid
La incógnita es el Atlético por Julián Redondo
Final española en Bucarest que no hubiese sido menos importante ni menos trascendental si el Barça y el Madrid hubieran hecho los deberes. Huelga revelar cuáles son mis preferencias porque Alfonso Ussía se ha encargado de desvelarlas y, al escribirlo una vez más el sábado pasado, sólo ha añadido un matiz que no me favorece: «Se pone todos los años a las órdenes del entrenador de turno del "Atleti"por si son necesarios sus servicios». Se me pasó el arroz, lo siento. Por otra parte, los colores no me obnubilan. He disfrutado con la «Quinta del Buitre»; con el Madrid de Raúl, Hierro, Figo, Ronaldo y Zidane, y con este Barcelona de Guardiola mucho más que con el de Cruyff; la Selección me entusiasma y el Athletic actual me maravilla. Me gusta el fútbol y el partido de mañana entre los rojiblancos es un lujo, un orgullo y una fiesta de dos clubes que «han aprovechado» el hundimiento de los buques estrella de la Liga para salir a la superficie y mostrarse en plenitud. El madrileño, con la pasión, la intensidad y la garra que le ha inyectado Simeone; pero también con su sempiterna fragilidad. Ha bordado el torneo europeo, ha ganado partidos de ida y vuelta, ha sido espléndido domador y, sin embargo, no sabemos qué Atleti tocará en el Estadio Nacional de Bucarest. Es imprevisible, una incógnita capaz de enfermar al seguidor más templado. El equipo bilbaíno comparte con el adversario, además de los colores, juego intensivo durante los 90 minutos; pero además añade brillo y eficacia. Sí, con Bielsa, el Athletic ha sumado a su singularidad de no alinear más que jugadores españoles un encanto con el balón sólo comparable al que despliegan el Barça y «La Roja». La fiesta espera.
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