El personaje de la semana: Fraga Iribarne

Piso de 90 metros cuadrados al final de la madrileña Argüelles, aquellas casas de abejas, baratas, para los catedráticos de la Complutense. Tirando libros se atropellaban los Reyes y los vecinos. Hombre tan poderoso, había criado allí cinco hijos, y éstos renunciaron a un velatorio de Estado en el Congreso para abrir paso al ataúd de su padre apartando la mesa del comedor. El cardenal Rouco Varela, príncipe de la Iglesia, ofició el funeral. «¿Deferencia? Pero si éramos amigos y paisanos». En estos tristes tiempos de arrebatacapas, sablistas, bandoleros de despacho, eternos mamones del Estado, trileros altivos, fabricantes de humo, aristócratas a la violeta, pícaros degenerados y doctores en hacer patrimonio como el que engorda una oca, estallan como una luz extraña los 90 metros de Fraga. No era austero porque podía cenar tres veces, pero él y el dinero habitaron galaxias diferentes. Nada de panteón en Perbes: al tercer piso de los nichos junto a la esposa. Cuando los rateros son enterrados como emperadores, es un referente este hombre, tan ligero de equipaje.