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Hay que espabilar por J A Orenga

La Razón
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Estamos en las puertas de la Copa y debería hablar de lo que va a suceder en Barcelona. Lo haré esta semana, seguro. Prefiero pensar ahora en lo que puede ocurrir en las últimas jornadas de Liga, cuando se esté jugando el descenso. Parece que queda mucho, pero no es así. Para lo que suceda entonces se están poniendo los cimientos ahora.

Las dinámicas son muy sintomáticas. Hay cuatro clases de equipos: los que pelean a muerte porque saben lo que cuesta volver; los que lo asumen como algo natural y están poco menos que encantados; los que se lo toman con resignación como algo inevitable en un mal año, y, por último, los que no se lo creen y piensan que la pesadilla pasará porque la culpa no es suya.

Los dos primeros son los que tendrán éxito. Si la tendencia de los otros no cambia, están muertos. Un equipo se acostumbra a ganar o a perder y después casi lo hace por inercia. De ahí que la fe que demostró el Blusens para ganar al Caja Laboral le abre las puertas a soñar con la permanencia.

Cuidado con los que se creen que están a salvo, la distancia es demasiado corta. No sólo contarán los duelos directos, también los puntos de diferencia y si no que se lo pregunten al Real Madrid en la Euroliga.

El Valladolid parece más descolgado. Las sensaciones no pueden ser peores. Estudiantes, Murcia, Joventut, Blusens y Canarias no deberían esperar a hacer cuentas. Mejor espabilar ya que hacerlo con el agua al cuello. La costumbre que tienen algunos de sobrevivir puede resultar decisiva.