Barcelona
Freddie Mercury vive el rey
De su ascendencia persa Freddie Mercury sentía el orgullo, aunque había nacido en Zanzíbar, hijo de un funcionario británico. Sólo la revolución de aquel país obligó a su familia a buscar techo y cobijo en Gran Bretaña. A su llegada, y habiendo protagonizado varios intentos de formar una banda de música, compaginó su trabajo en el aeropuerto de Heathrow mientras daba forma a lo que sería en 1970 una realidad.
De su mano surgió el logotipo de un grupo que pronto se convertiría en la formación británica que más discos ha vendido en la historia de un mismo trabajo.
Y es que, con Freddy Mercury a la cabeza, Queen despachó más de 300 millones de álbumes, y su recopilatorio de «Grandes éxitos» fue el más vendido en Reino Unido. Sobre su capacidad para la interpretación son pocos los que no señalan al artista como la mejor voz del rock, sin desmerecer su faceta en la composición, igualmente extraordinaria. A él se deben temas como «Bohemian Rapsody», «We are the champions» o «Don't stop me now», y, aunque su voz estaba más cerca de la de un barítono, a la hora de cantar se convertía en un tenor con la capacidad suficiente para alcanzar las notas más altas.
Generoso hasta el final
Pero Mercury era también un animal del escenario, un punto excéntrico, que gustaba pasearse con capa de armiño y corona, y que sabía mirar de igual a igual a cualquier compañero, lo que demostró incluso en su testamento: a su cocinero y a su asistente les dejó 500.000 libras; a su chófer, ama de casa y conserje, los benefició con 100.000 también a cada uno. Su casa y sus derechos de autor fueron a manos de su fiel Mary Austin; para su familia y su queridísimo Jim Hutton, testigo y compañero, dejó 700.000 y un piso en la capital británica. En su casa de West Kensington, en Londres, eran famosas las fiestas que organizaba para los más allegados. Pero independientemente de los excesos propios de una estrella de rock, se ganó el podio de la inmortalidad y dejó plasmado su talento fuera de Queen en un buen número de colaboraciones. Junto a David Bowie compuso «Under pressure» y cantó al lado de Elton John o del mismísimo Michael Jackson, fan absoluto de Queen.
Han pasado 20 años de su fallecimiento y su vacío sigue estando presente. Tan sólo un día antes de morir, el artista confesaba que padecía sida. Un año después, el mismo estadio de Wembley que Mercury había abarrotado tantas veces fue testigo de un homenaje único. Bowie, Jagger, Elton John, Nina Simone, George Michael, Axel Rose, Phil Collins, Sting, Keith Richards, Paul McCartney y un largo etcétera demostraron que si tenían que rendir pleitesía a algún rey de la canción ése era Mercury.
Montserrat, una amiga
A Mercury le gustaba la ópera y cuando escuchó a Monteserrat Caballé se quedó maravillado. En 1987 viajó hasta Barcelona para conocerla y entregarle una grabación de «Barcelona». La soprano quedó tan encantada que decidió regrabarlo a dúo con Mercury. «Cuando me dijo que quería cantar conmigo casi me caí de espaldas», aseguró Mercury. Su amistad se mantuvo hasta el día de su muerte.
✕
Accede a tu cuenta para comentar