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El Barça no cree en la remontada

El Barça no cree en la remontada
El Barça no cree en la remontadalarazon

BARCELONA- Después de 56 partidos sin conocer la derrota, Carles Puyol recordó en Pamplona qué se siente al perder un partido. El capitán es el mejor termómetro para calibrar al Barcelona y su racha explica en parte el rendimiento del conjunto azulgrana. Puyol está siendo el mejor en los últimos partidos. Está en un estado de forma espectacular y parece un chaval cortando balones, presionando al rival y corriendo sin parar. Mala señal. Su hueco en el corazón de los aficionados comenzó a forjarse en uno de los momentos más oscuros del club, a principios de siglo, cuando sus heroicidades eran lo más destacado de un equipo que no ganaba nada. Las cosas son distintas ahora, es cierto, pero que Puyol vuelva a destacar significa que el camino no es el correcto.

Dos caras
Algo no funciona en el Barcelona. Es un conjunto de dos caras. Es Doctor Jekyll en el Camp Nou y Mr. Hyde cuando juega lejos de casa. Un fenómeno inexplicable que le va a costar la Liga. El Sevilla ha sido el único equipo capaz de arañar un punto del coliseo azulgrana en todo el campeonato. Un empate a cero con Javi Varas saliendo en todas las repeticiones. A domicilio llegan los problemas. De 33 puntos disputados, apenas ha sumado 17, prácticamente, la mitad. Unos números que no son los de un campeón.

Después de muchos análisis, no hay ninguna explicación. Cuestionado por ello, Guardiola no ha sido capaz de dar alguna razón concreta, y ha preferido centrarse en el juego de su equipo que, según él, siempre ha sido superior al rival excepto en la primera parte de Pamplona y en los primeros veinte minutos de Mestalla. «Es difícil de explicar», confesaba ayer Carles Puyol, elegido para atender a los medios en un día difícil.

Pero más allá de las explicaciones, la realidad es que la derrota en Pamplona ha dejado bastante tocado al vestuario y al club en general. Ganar por segunda vez en la historia cuatro ligas seguidas parece que quedará para mejor ocasión. La prioridad ha pasado a ser Europa, cosa que para más de uno dejó entrever Guardiola con su alineación ante Osasuna. Pero el mensaje hacia el exterior no puede ser ése. «No somos máquinas, pero no vamos a centrarnos en la Copa y la "Champions". Quien crea eso está equivocado», señalaba Puyol.

La realidad es que la esperanza que se quiere intentar transmitir es poco creíble, lejos de las grandes campañas que ha sabido organizar el Madrid en situaciones similares. En el Barcelona, la realidad puede con la ilusión. «Siendo realistas, la Liga está muy complicada», decía Valdés en Pamplona. «La gente no es tonta, no la podemos engañar», apuntaba Piqué. El ADN «culé» no permite otro tipo de mensaje. La fe nunca se pierde, pero la dificultad es máxima y la esperanza, mínima.

A pesar de todo, Guardiola es muy consciente de que su gran rival en la Liga de Campeones también es el Real Madrid. Darle más facilidades en la Liga puede repercutir negativamente en Europa, ya que Mourinho se podría permitir el lujo de rotar a sus jugadores más importantes. La encrucijada para el técnico azulgrana es de las de aúpa, pero en tres temporadas y media hay muy pocas cosas que reprocharle, así que habrá que esperar a los acontecimientos.

 

Ballack no estará ante los azulgrana
Después de encajar la segunda derrota liguera de la temporada en Pamplona, el Barcelona realizó ayer el último entrenamiento antes de volar rumbo a Leverkusen. La expedición la formarán 22 jugadores, ya que Guardiola ha decidido que viajen todos los disponibles, incluido Busquets, que sigue sin tener el alta médica, y cinco jugadores del filial. En las filas del Bayer Leverkusen será baja Michael Ballack, que ayer se lastimó en un gemelo. Su ausencia se une a las del goleador Derdiyok y el talentoso Sam.