Crisis política en Italia
El presidente más controvertido de Italia
Cossiga fue elegido por primera vez diputado en 1958 y, tras ocupar diversos cargos en los gobiernos de Aldo Moro, de Giovanni Leone, de Mariano Rumor y de Giulio Andreotti, formó su primer gobierno en 1979 por encargo del presidente de la República, Sandro Pertini.
El democristiano Francesco Cossiga, que fue octavo jefe de Estado de Italia, fallecido hoy, pasará a la historia como el Presidente más polémico de la República Italiana, el "hombre solo"-como se definió cuando dimitió en 1992-, que sacudió las instituciones a base de controversias y salidas de tono.
También será recordado como el ministro de Interior que le tocó lidiar con uno de los episodios más trágicos de la reciente historia del país;el secuestro y asesinato del líder democristiano y ex presidente del Gobierno Aldo Moro en 1978.
Ese suceso supuso un antes y un después en su carrera política y su dimisión como ministro de Interior, cargo que ejerció desde 1976 y que le brindó la custodia de los secretos del país en uno de sus periodos más convulsos, marcado por ataques terroristas, manifestaciones masivas, escándalos y corrupción generalizada.
Nadie pensaba que este sardo, nacido en Sassari (Cerdeña) el 26 de junio de 1928 y licenciado en Derecho, casado, con dos hijos, discreto y muy prudente al principio provocara en el último año y medio de su mandato presidencial, de 1985 a 1992, un auténtico terremoto político-institucional.
Pretendía llegar a una Segunda República, de corte presidencialista, y para conseguirlo no dudó en dimitir, no sin antes criticar a la clase política a través de los famosos "picconate", picazos, golpes de picos, que repartió, de manera metafórica, a diestro y siniestro contra todos los grupos y los políticos.
Durante sus primeros años de mandato actuó, sin embargo, como un "monarca constitucional": reinando pero no gobernando y siempre con una prudencia exquisita. Hasta que se desató el "ciclón Cossiga".
Todo comenzó cuando se descubrió la existencia de la red "Gladio", organismo paramilitar, secreto, considerado ilegal por el Parlamento y cuya misión era, al parecer, la defensa del país en caso de un hipotético ataque del desaparecido Pacto de Varsovia.
Cossiga dijo que los "gladiadores"eran "patriotas"y a partir de ese momento, el jefe del Estado no faltó un sólo día en las portadas de los diarios.
El ex comunista Partido Democrático de la Izquierda (PDS) le denunció por alta traición y pidió su inhabilitación.
Pero no se quedó ahí. También dijo que eran patriotas algunos miembros de la ilegal y subversiva Logia Masónica Propaganda Dos (P-2), de Licio Gelli. La reacción de la izquierda no se hizo esperar y las peticiones para que dimitiera fueron a coro.
Ante la lluvia de críticas, pidió el apoyo oficial de su partido, aunque ya no militara, pero la Democracia Cristiana (DC) le dio una de cal y otra de arena.
Se sintió desengañado y a partir de ese momento comenzó su "cruzada"contra la DC, a la que acusó de haber llegado a un pacto secreto con la izquierda para derrocarlo.
Cossiga fue elegido por primera vez diputado en 1958 y, tras ocupar diversos cargos en los gobiernos de Aldo Moro, de Giovanni Leone, de Mariano Rumor y de Giulio Andreotti, formó su primer gobierno en 1979 por encargo del presidente de la República, Sandro Pertini.
Una crisis política derribó su gobierno, tras ser acusado de facilitar la salida de Italia al terrorista Marco Donat Cattín, hijo del político demócrata cristiano del mismo apellido, perteneciente al grupo "Prima Línea", cuando Cossiga era ministro de Interior.
Después volvió a encabezar otro Ejecutivo de coalición, hasta el 27 de septiembre de 1980.
Fue senador, presidente de la Cámara Alta y, finalmente Presidente de la República. Dimitió en 1992 y desde entonces fue senador vitalicio.
Pero su ambición política no terminó ahí: en noviembre de 1997, con 69 años, tras la derrota del centroderecha en las elecciones municipales, Cossiga decidió fundar un partido político de centro semejante al "pentapartido"que gobernó Italia durante 50 años.
Quería resucitar el espacio de inspiración democristiana, un partido de centro. Así nació un año después la Unión de los Democráticos para la República (UDR). Pero 17 meses después, abandonó el proyecto.
La siguiente controversia llegó cuando en el año 2000 se alió con Silvio Berlusconi, con quien sus relaciones siempre fueron borrascosas, para apartar a la izquierda del Gobierno.
Visitó España en varias ocasiones, invitado por el Partido Nacionalista Vasco, con el que mantenía excelentes relaciones, lo que le costó más de algún roce con el ex presidente popular, José María Aznar.
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