Badajoz

Mataos antes caramba

La Razón
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Leo el caso del hombre de Badajoz que, después de matar a su mujer, se ha suicidado, y estoy atenta al de Boadilla del Monte, donde podría haber ocurrido algo muy parecido, y me entra una rabia infinita.
Pero ¿otra vez? Me pregunto ante este «dejà vu». No sé cómo se podría evitar, pero me resulta desquiciante pensar que el sufrimiento de una mujer tenga como colofón un acto último de barbarie y posesión a partes iguales, que derive en su muerte y después en la del hombre que la ha matado y que, supuestamente, no puede vivir sin ella. Y aún, los que acaban quitándose la vida, pase…
Pero es que encima los hay, y muchos, que lo intentan, pero no con toda la intensidad que corresponde –es mucho más sencillo matar que matarse– y acaban por no conseguirlo y continúan vivitos y coleando después de haberle robado la vida a la persona con la que un día la compartieron.
Francamente, que se maten antes. Que se dejen de pasos previos y vayan directamente al grano. ¿Que no pueden soportar que les hayan abandonado? ¿Que no resisten que esa mujer no sea completamente suya en cuerpo y alma? ¿Que son muy infelices porque no les obedecen como ellos desearían y no lo pueden soportar? Pues que se maten. Que hagan con sus vidas oscuras desde las que tantos actos terribles cometieron –no se mata a quien un día se amó sin previamente haberla golpeado y humillado– lo que les dé la gana... Pero que dejen a las mujeres vivir tranquilas y, sin ellos, por fin en paz.