Castilla y León

Ruta del Vino Ribera del Duero

Adentrarse en Ribera del Duero supone caminar por una tierra que conserva un gran patrimonio cultural, histórico y arquitectónico. La Ruta recorre el corazón geográfico de la Península Ibérica y de Castilla y León. 

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Déjate seducir por los encantos de la Ruta del Vino Ribera del Duero. ¿Quién no sueña con escaparse de la rutina y relajarse en un spa a base de tratamientos de vinoterapia, envolturas o baños relajantes? ¿Quién no busca que los más pequeños de la casa se diviertan y aprendan de manera natural rodeados de la fauna autóctona como ciervos, ovejas, jabalíes y halcones o pisando uva entre viñedos? ¿Quién se podría resistir a la tentación de recorrer bodegas subterráneas con siglos de historia en las que se han elaborado grandes vinos? ¿Hay un marco mejor para una reunión de empresa o un viaje de incentivos que una sala de barricas?

Adentrarse en la Ribera del Duero supone caminar por una tierra que conserva un gran patrimonio cultural, histórico y arquitectónico. La Ruta recorre el corazón geográfico de la Península Ibérica y de Castilla y León. Abarca cuatro provincias –Burgos, Segovia, Soria y Valladolid– y engloba a 53 municipios, al Consejo Regulador de la Denominación de Origen, 7 asociaciones, 33 bodegas, 18 restaurantes, 16 alojamientos, 8 enotecas y comercios especializados, 5 museos, 3 spas, 1 agencia de viajes… La Ribera se extiende por una franja de 115 kilómetros de un extremo a otro.

Kilómetros de paisajes horizontales, de suaves lomas y laderas por donde discurre el río más vitivinícola: el Duero. Él nos guía por una tierra que ofrece al visitante lo mejor que tiene, que es mucho. Pueblos con encanto, castillos, monasterios, bodegas subterráneas, iglesias porticadas, museos, lagares, palacios, fiestas, gastronomía, diversión, naturaleza, relax, bodegas de vanguardia y tradicionales… En la Ribera, el vino se cuida, se mima, se ama. Y al visitante, también.

Le da la bienvenida con una copa de vino Ribera del Duero y una ruta auténtica: por el Monasterio de Santa María de Valbuena o el Monasterio de La Vid, San Miguel y la ex Colegiata de Nuestra Señora de la Asunción en Roa de Duero, el castillo de Peñafiel –que alberga el Museo Provincial del Vino– y las murallas de Haza, el Palacio de Avellaneda, las bodegas subterráneas de Caleruega o Aranda, el Museo del Vino, el Centro de Interpretación de la Lana, la Casa de la Ribera, el Parque Temático del Románico, las Hoces del Riaza, el mirador de la Cuesta del Viso de Gumiel de Mercado y tantos otros lugares tan auténticos como éstos…

Los tintos y rosados son los tipos de vinos de la Denominación de Origen Ribera del Duero. Vinos complejos y equilibrados que llaman la atención por el espectacular abanico de colores y tonalidades que despliegan. Los aromas de un Ribera también son inconfundibles: van desde el frescor de la fruta hasta la madera más noble, dejando en el paladar un recuerdo inolvidable.

En el interior de una bodega
Las bodegas de la Ruta del Vino Ribera del Duero tienen abiertas sus puertas a todos los visitantes que deseen descubrir los secretos de la elaboración del buen vino. Conocedores, principiantes o simplemente curiosos, todo el mundo puede realizar una visita guiada por sus instalaciones y muestran las peculiaridades de la elaboración de estos vinos. Las salas de barricas, los dormitorios de botellas, los viñedos, las salas de cata… esconden el secreto que ha hecho que los vinos de Ribera del Duero sean conocidos y reconocidos en todo el mundo.
Un paseo a caballo entre viñedos, una comida maridada en la propia bodega, un picnic a los pies de un castillo, una ruta cicloturística por los principales monumentos de la zona, un viaje de incentivos empresarial o una cata de vinos son de esos pequeños placeres que hacen hermosa la vida.

La gastronomía de los pueblos de la Ruta posee una identidad propia en la que los productos de la tierra se unen al poso de las culturas que a lo largo de la historia han dejado huella en Castilla y León. Los vinos de la Ribera del Duero son la perfecta compañía para el recetario tradicional castellano. Nada acompaña mejor al cordero lechal asado en horno de leña, a la morcilla y al chorizo, a los pimientos, a la sopa castellana y a las setas, a las chuletillas al sarmiento, a los empiñonados, a los hojaldres de crema o nata y a las yemas. Y cómo no, un Ribera del Duero es el complemento imprescindible para las carnes. La caza en Castilla y León es abundante, siendo la paloma, la perdiz, la liebre, el conejo y las codornices las más significativas.

Uno de los mejores momentos para acercarse a Ribera del Duero es coincidiendo con sus festividades, romerías y festivales. Dicho con otras palabras, cualquier época es buena para visitar la Ruta porque durante todo el año los pueblos de la comarca se visten de gala.

Fiestas con Denominación de Origen
La Fiesta de la Vendimia en el mes de septiembre, los veranos culturales, la Festividad de San Roque y la Asunción en Roa y Peñafiel, Nuestra Señora del Prado o las Fiestas de la Virgen de las Viñas en Aranda de Duero, romerías como las de la Virgen de la Vega o la del «Santito», mercados medievales como el de la villa soriana de San Esteban de Gormaz, la Bacanal romana en Baños de Valdearados, «Las Mayas», el festival de rock Sonorama-Ribera, La Francesada en Hontoria de Valdearados, Los Danzantes de Fuentelcésped, concentraciones moteras, jornadas gastronómicas como las del Lechazo de Aranda de Duero o las de Castilla y León, concursos de tapas, pinchos y banderillas, Las Candelas, certámenes internacionales de bandas de música, ferias como Riberexpo y Fiduero o el «Chúndara» de Peñafiel son sólo algunas de las festividades que se celebran en la Ribera.

El momento álgido se vive en Semana Santa. Los pueblos de la Ruta del Vino Ribera del Duero renuevan tradiciones ancestrales. Cada año la Pasión Barroca sale a la calle. Quizás la Fiesta más conocida sea la Bajada del Ángel, una escena conmovedora y emocionante que se escenifica el Domingo de Resurrección en las localidades de Aranda de Duero y Peñafiel. Tiene reminiscencias de los Autos Sacramentales de la Edad de Oro: un niño vestido de ángel desciende del interior de una bola suspendida en el aire por encima del paso de la Virgen María para anunciarle la Resurrección de Jesucristo quitándole el velo negro que la cubre. Este gesto atrae a numerosos turistas cada año. ¡Ven y ribérate!
Más información en www.riberate.com