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«El Rafita» libre otra vez
«El Rafita», detenido ayer por la Policía en Vallecas, ha quedado esta tarde en libertad con cargos tras declara ante el juez.
Ya está en libertad. A «El Rafita» no le merece la pena gastar energía en resistirse a una detención, como hizo el jueves por la mañana cuando la emprendió a patadas y mordiscos con los agentes que fueron a capturarle a las puertas de la casa de su familia política en Vallecas. Debería saber que apenas 24 horas después de esos tensos minutos, un juez le dejará otra vez en la calle y volver a jugar al ratón y al gato con la Autoridad. Eso es, al menos, lo que le ha pasado las nueve veces que la Policía ha logrado ponerle unas esposas. Ayer fue la décima y ocurrió lo mismo. Tras negarse a declarar en sede policial el día de su detención, «El Rafita» sí habló en los juzgados de Plaza Castilla, donde pasó todo el día de ayer hasta que le llegó su turno a última hora de la tarde.
El magistrado titular del juzgado de Instrucción número 29 de Madrid, encargado de tomarle declaración, no tuvo en cuenta el elevado riesgo de fuga del imputado ni su multirreincidencia y decretó para Rafael Fernández García, de 23 años de edad y con una decena de antecedentes policiales a sus espaldas desde que es mayor de edad, la libertad sin fianza bajo una triple imputación. Se trata de robo con fuerza a vehículos (en el marco de la «operación Ceniza», que era por lo que estaba en búsqueda y captura desde el pasado mes de agosto y por lo que fue detenido), pertenencia a un grupo criminal o asociación ilícita (la banda actuaba de forma coordinada para robar, desguazar y quemar coches) y atentado contra agente de la autoridad, ya que durante su arresto del jueves lesionó a dos agentes.
Ahora que hay diligencias previas abiertas, el juez investigará, en fase de instrucción, la implicación del delincuente en estos hechos. No obstante, según consta en los autos, «El Rafita», tiene la obligación de «acudir a sede judicial siempre que sea requerido por la autoridad judicial», según un portavoz del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM).
Bajo estas circustancias, el joven volvió a pisar la calle acompañado de un familiar, que no soportó la presencia de periodistas en la puerta del juzgado y la emprendió a insultos con todo aquel que les seguía. Su destino, de nuevo, será una incógnita, aunque al criminal, famoso por su participación en el horrible crímen de Sandra Palo en 2003, no le quedan muchas guaridas secretas. Ya no está a salvo ni en el sector 6 de la Cañada Real, donde su familia tiene dos parcelas, ni en casa de su familia política, donde llevaba viviendo en la clandestinidad varios meses. Allí, en un segundo piso del número 22 de la calle Concejo de Teverga, en el barrio de Palomeras, compartía piso con sus suegros, su cuñada Sheila y su mujer, Lorena, embarazada de ocho meses.
En el barrio, ayer imperaba la famosa ley del silencio gitana. «Si te cuento, lo mismo se enfadan», decía un joven adolescente. «No salía apenas, como mucho iba algún día por la mañana con el padre de Lorena a coger papel para revender y enseguida volvía a meterse en casa. No hablaba con nadie, aquí le hacían el vacío por ser quien es», explicaba otro. «Era muy callado, no se relacionaba con nadie. Como mucho se sentaba a la puerta del portal a comer pipas él solo», comentaba una vecina» que dice haber presenciado la detención del delincuente. «La Policía fue muy agresiva, no se puede tirar al suelo a una embarazada», dijo. Y es que aseguran que la mujer y la cuñada de «El Rafita» corrieron a defenderle cuando se vio acorralado por dos supuestos técnicos de limpieza viaria que eran en realidad agentes de la Policía Nacional. Él, que estaba sentado, los vio venir y echó a correr hacia el portal. Pero los «barrenderos» no le dejaron escapar.
Era la culminación a muchos meses de trabajo. Pero de poco o nada sirvió la complicada operación policial tras más de seis meses de investigación llevada a cabo por los agentes de la comisaría de Villa de Vallecas y la intervención de una docena de agentes de la brigada de los «Centauros». Las pesquisas para dar con el escurridizo delincuente han sido en balde. Rafael Fernández García vuelve a estar en la calle y, la próxima vez que vuelva a ser requerido por un juzgado y no se presente, volverá a pesar sobre él una orden de búsqueda y captura, y la Policía, de nuevo, tendrá que empezar a buscarle.
Según explicó ayer a LA RAZÓN el juez decano de Madrid, José Luis González Armengo, por mucho que a la sociedad le cueste entender la situación de «El Rafita», insistió en que los jueces «sólo aplicamos la Ley» y «es a los legisladores a quienes corresponde modificarla si fuera necesario», en referencia a los casos de reincidencia. «El derecho Penal se aplica en función de los hechos y no en función de las personas», reclacó. Y es que, con la Ley en la mano, a «El Rafita», no se le puede aplicar ninguna medida preventiva excepcional porque los delitos que comete se consideran menores (robos y hurtos). Por eso, aunque tiene varios procedimientos abiertos en distintos órganos judiciales de la Comunidad de Madrid, cuando llegue el día en que se celebren las vistas, será complicado que puedan condenarle a una pena superior a dos años, por lo que no ingresará en prisión.
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