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Francia frena los trenes de refugiados desde Italia

El drama de la inmigración que ha sufrido durante los dos últimos meses la isla italiana de Lampedusa, a la que han llegado alrededor de 20.000 indocumentados desde Túnez y Libia, se ha trasladado a Ventimiglia, la ciudad situada en el golfo de Génova que marca la frontera entre Italia y Francia.

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Ayer de esta localidad no partieron trenes hacia el país vecino debido a una orden de las autoridades galas, que aseguraron haber tomado esta medida de forma «temporal» para evitar los problemas «de orden público» que podían provocar las acciones de protesta convocadas en Ventimiglia.
Militantes de la izquierda italiana y grupos de inmigrantes se manifestaron por la actitud que el Gobierno de Nicolas Sarkozy ha mantenido durante las últimas semanas, devolviendo a Italia a los indocumentados, en su mayoría tunecinos, que intentaban empezar una nueva vida en Francia después de haber entrado en Europa a través de Lampedusa. El bloqueo ferroviario también impidió que llegara a Mentone, la primera ciudad gala al otro lado de la frontera, el llamado «tren de la dignidad», partido de Génova con 150 inmigrantes y 500 militantes italianos y franceses a bordo para intentar forzar un cambio en las autoridades francesas. Al verse impedidos a alcanzar Mentone, los pasajeros del «Tren de la Dignidad» se manifestaron frente al consulado francés de Ventimiglia gritando «¡Libertad!».
Roma ya se había quejado en ocasiones anteriores por la posición de París en este asunto, pero ayer, tras el bloqueo ferroviario, se decidió a abrir una auténtica crisis diplomática. El ministro de Exteriores, Franco Frattini, ordenó al embajador italiano en París que hiciera llegar a las autoridades francesas la «firme protesta» de parte del Gobierno de Silvio Berlusconi. Frattini, además, exigió una explicación sobre una acción que le pareció «ilegítima» y que supone una «violación de los principios europeos».
Tanto en Ventimiglia como en el lado francés de la frontera se vivieron momentos de tensión. En la ciudad italiana policías antidisturbios vigilaron que la manifestación transcurriese con normalidad mientras que en el paso ferroviario, en los puentes de control de la frontera por carretera y en la estación de trenes de Mentone, agentes especiales galos controlaron que no llegasen inmigrantes. Éstos se vieron obligados a pasar la noche en un centro de acogida de Ventimiglia. Hoy volverán a intentar cruzar la frontera para reunirse con sus familiares y amigos y completar su épico viaje desde la miseria africana hacia el sueño europeo.