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Ridiculus el plagiador

Un político puede pecar alguna vez de prepotencia, casi siempre por el entorno pelotero que le rodea, pero nunca había visto, y llevo muchos años siguiendo la política de nuestro país, que alguien se autoproclamara invictus sin ganar una batalla.

La Razón
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 Invictus, señor Tomás Gómez, se refiere a un luchador que no ha perdido ninguna batalla, es decir, que es invencible. Y que yo sepa las elecciones, a las que usted se presenta como candidato, son dentro de un mes. Ridiculus, como lo ha calificado Lucía Figar.

La película «Invictu», por si usted no la ha visto o no se ha leído la sinopsis, trata de unir a un pueblo que ha estado dividido años por el Apartheid. Es verdad que el filme se centra en un deporte, el rugby, en un hombre, Nelson Mandela, pero imagino que la soberbia y la atrevida prepotencia, que desconozco si son cualidades suyas, le hagan pensar que la política es un deporte y que su figura pública sea equiparable a la de Mandela.

Ridiculus, tras recoger uno de los fracasos más estrepitosos –el cartel apenas se mantuvo unas horas colgado en la pared- ha decidido cambiar de profesión. Ya no quiere el papel de plagiador del protagonista de «Invictus», quiere ahondar todavía más en el ridiculus.

Señoras y señores les presento al gran plagiador de afiches: Tomás Gómez. Para más información diríjanse a la sede de Callao, donde se encuentran los estudios. No busquen ideas porque sólo encontrarán malas copias. ¿Tendrán guionista?