Estreno

Cardinale musa sin bisturí

Coprotagoniza el nuevo trabajo de Trueba, «El artista y la modelo»

Cardinale, musa sin bisturí
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«Mi madre me decía que las arrugas no se ven si sonríes mucho». Ése es el lifting casero que practica Claudia Cardinale. Absolutamente consciente de la admiración que todavía despierta, pero, por eso mismo, agradece los mimos con sencillez, simpatía y entrega a un público que sigue gritándole «guapa, guapa». Jura que ningún bisturí ha desdibujado los surcos de su mítico rostro («hay que aceptar el paso del tiempo»), historia del cine gracias a «El gatopardo» o «Rocco y sus hermanos». Se sigue dejando seducir por directores, como Trueba lo hizo hace unos años en el festival de Deauville en el que ambos fueron jurados. Precisamente, el filme del español hace una reflexión sobre la belleza que la atañe directamente. Su personaje es la ex musa de su marido, un escultor que ha dedicado su vida a plasmar en piedra la belleza femenina.

En plena Francia ocupada tropieza con un ser cuasi divino (Aida Folch) que viene de España huyendo del franquismo. Ella, misma, que ha aceptado que su piel ajada ya no sirve para la idealización artística es quien se la ofrece como modelo a su esposo. «Ha sido formidable trabajar con Trueba», se felicita la diva, quien también aceptó porque iba a volver a coincidir como pareja en la ficción con Jean Rochefort.

Resulta inevitable abordar su inolvidable curriculum artístico, que empezó muy joven: «Cuando me vinieron a buscar a la escuela para proponerme que me convirtiera en actriz, me fui corriendo, era toda una salvaje», recordó. Gracias a que finalmente se decidió llegarían «Rufufú» y «Ocho y medio», entre otras joyas. No puede elegir entre los maestros que incluyeron su figura en las mejores secuencias de su carrera, pero sí nos ofrece pinceladas de aquella época dorada del cine: «Visconti dirigía como si se tratara de teatro, lo tenía todo decidido de antes de llegar al plató, mientras que Fellini era todo improvisación». Mantiene que una clave del éxito es no mezclar lo personal y lo profesional, pero no todas las estrellas que coincidieron con ella pensaban lo mismo: «Brando intentó seducirme con mucha insistencia, pero se cansó. Cuando cerré la puerta me di cuenta de me iba a quedar con las ganas».

DE DOS MUNDOS
Dice Fernando Trueba que el artista y su modelo son dos personajes de universos distintos, en edad, sexo e intereses, que se van encontrando poco a poco «y que acaban por transmitirse cosas, que es lo más grande que tiene el ser humano».