España

Premios Goya: ahí te quiero Wert

A falta de 48 horas para la ceremonia todo apunta a que sobre el escenario se seguirá un guión tranquilo, aunque, quién sabe, las manifestaciones en protesta por la reforma laboral podrían llegar hasta el patio de butacas.

Premios Goya: ahí te quiero Wert
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Los Goya son los corrillos sobre qué española se ha atrevido a desafiar el reinado de Elsa Pataky, el vestido que elegirá Salma Hayek... por supuesto que si finalmente Almodóvar se quedará con cara de póker a causa de «los malvados» de Enrique Urbizu, pero claro, en un año como éste nos topamos con el aliciente añadido de los invitados institucionales. Nos referimos, por supuesto, a los representantes del nuevo Gobierno, que estarán encabezados por el ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, el secretario de Estado de Cultura José María Lasalle, y la directora general del ICAA (Instituto de la Cinematografía y las Artes Audiovisuales), Susana de la Sierra. Y es que las relaciones entre el Partido Popular y el sector del cine no siempre han sido fáciles, todo lo contrario: la toma de postura política de algunos de los más importantes nombres de la industria y su rechazo público a la política de los líderes del PP separaron a ambos grupos de forma irreconciliable.

Decimos aparentemente porque tanto por parte del Ministerio, que públicamente ha repetido que están en conversaciones permanentes con el sector y en perfecta sintonía, como por los cargos representativos de la industria, que no han realizado ni una sola declaración que pudiera desagradar a los nuevos gestores. «No habrá sorpresas» con respecto a la gala, sentencia al respecto Enrique González Macho, presidente de los académicos, ni en el guión, ni tampoco en su discurso. A pesar de ello, el propietario de Alta Films no niega que vive con «algunos nervios» el prólogo a su primera cita como anfitrión de la ceremonia. Al parecer, la gala de este domingo podría ser el principio del fin de una enemistad que se prolongaba ya durante años. En primer lugar, la presencia del ministro, del secretario de Estado y de la directora general, todos ellos recién aterrizados en el Ministerio, se puede interpretar como el primer paso para el acercamiento de posiciones, ya que no siempre el Ejecutivo Popular ha tenido tal representación en la denominada fiesta del cine español. Las tensas relaciones han causado incluso que en anteriores ediciones no llegara a haber ninguna representación a este nivel. En segundo lugar, según aseguran personas del sector del cine, lo que se pretende este año es celebrar «la gala de la normalidad» y casi de la reconciliación, a pesar de que en ciertos sectores del PP se temía por la presencia como presentadora de Eva Hache, musa de Cuatro en la época en que la línea editorial era totalmente contraria al partido liderado por Mariano Rajoy. Es decir, todo apunta a unos Goya en los que el morbo no estará en descubrir cuál es la primera alusión a dichos desencuentros ni en la que el patio de butacas se convierta en una manifestación política, como ya ocurrió en 2003. No obstante, no se debe olvidar que mañana hay convocadas manifestaciones en toda España en protesta por la reforma laboral que podrían llegar a oírse hasta en el patio de butacas. Aunque los galardonados puedan alterar esta filosofía en sus discursos, desde la industria se insiste en el deseo de que las protagonistas sean las películas. Según ha podido saber este diario, en las intervenciones preparadas, es decir, el guión de la gala que incluye tanto las palabras de sus presentadores como los números musicales y humorísticos que la amenizan, no existe ningún elemento que pueda enturbiar este clima conciliador que se pretende conseguir.

Ayudas a la amortización
Por parte del Gobierno, parece que la actitud también se ha renovado. Aunque todavía se desconoce el tradicional discurso que el ministro pronunciará y que siempre constituye un momento de gran expectación, las últimas acciones con respecto a las ayudas que desde Cultura se otorgan a la industria hacen pensar que la reconciliación también está en la mente del nuevo Ejecutivo. Una de las partidas más importantes en las ayudas, la de la amortización y que dependen de la taquilla que hayan cosechado las películas, se convocará sin alteraciones en los próximos días. Desde el sector se temía que, aunque son ayudas que se otorgan por ley, los temidos recortes llegaran de una manera u otra a una de las principales fuentes de ingresos de los productores. No ha sido así, y el gesto se ha visto con muy buenos ojos desde el sector. Todos coinciden en alabar a Susana de la Sierra como una directora general perfectamente conocedora de esta industria y del sistema de subvenciones en la Unión Europea.


Del «No a la guerra» al «sí a la zeja»
El ranking de la gala más polémica lo encabeza la de 2003. El año en que Animalario (en la image, Willy Toledo y Alberto SanJuan) organizó la entrega fue también el del «No a la guerra». Los presentadores sólo dieron unidad a la cascada de lemas contra el gobierno de Aznar que fueron desgranando casi todos los galardonados. Al año siguiente, días antes de la victoria electoral de Zapatero, las relaciones con el Ejecutivo eran más que tensas, pero el protagonista de la noche fue Julio Medem por su nominación al mejor documental por «La pelota vasca». Las víctimas de ETA se manifestaron a pocos metros de la alfombra roja y los partidarios y detractores se debatieron toda la noche, unos con gritos, otros tras de los micrófonos. En 2005 Zapatero se convirtió en el primer inquilino de la Moncloa en asistir a unos Goya. De hecho, tres años después obtendría el apoyo de buena parte del mundo del espectáculo en la «campaña de la Zeja». El año pasado el comentario entre los invitados era: ¿Qué pasará entre Sinde y De la Iglesia? El entonces presidente de la Academia había anunciado su renuncia después de la ceremonia por la legislación «antipiratería» que pretendía sacar adelante la ministra.


Del «No a la guerra» al «sí a la zeja»
El ranking de la gala más polémica lo encabeza la de 2003. El año en que Animalario (en la image, Willy Toledo y Alberto SanJuan) organizó la entrega fue también el del «No a la guerra». Los presentadores sólo dieron unidad a la cascada de lemas contra el gobierno de Aznar que fueron desgranando casi todos los galardonados. Al año siguiente, días antes de la victoria electoral de Zapatero, las relaciones con el Ejecutivo eran más que tensas, pero el protagonista de la noche fue Julio Medem por su nominación al mejor documental por «La pelota vasca». Las víctimas de ETA se manifestaron a pocos metros de la alfombra roja y los partidarios y detractores se debatieron toda la noche, unos con gritos, otros tras de los micrófonos. En 2005 Zapatero se convirtió en el primer inquilino de la Moncloa en asistir a unos Goya. De hecho, tres años después obtendría el apoyo de buena parte del mundo del espectáculo en la «campaña de la Zeja». El año pasado el comentario entre los invitados era: ¿Qué pasará entre Sinde y De la Iglesia? El entonces presidente de la Academia había anunciado su renuncia después de la ceremonia por la legislación «antipiratería» que pretendía sacar adelante la ministra.


LA ANÉCDOTA
El beso de Almodóvar
Uno de los protagonistas será el cineasta, que ha confirmado su presencia. Todos los ojos estarán puestos en él, también los del ministro Wert, por sus manifestaciones al llegar el PP al Gobierno: «Si hay ministro de Cultura le daré un beso en los labios, para que no haya duda de cuál es mi actitud». Veremos si cumple su promesa.


El detalle
Garzón, ¿Estrella de los Goya?

A priori, hay dos momentos susceptibles de romper el buen clima que todos pretenden que reine en la gala. En primer lugar, si Isabel Coixet sale vencedora con «Escuchando al juez Garzón» en la categoría de mejor documental. De ser así, la realizadora podría aprovechar su discurso para desplegar una defensa del ex juez de la Audiencia Nacional que el pasado día 9 fue condenado por prevaricación a 11 años de inhabilitación. Otro momento puede ser si «La voz dormida», dirigida por Benito Zambrano y ambientada en la posguerra española, consigue alguna de los nueve premios a los que opta.