Congreso Extraordinario del PSOE
Guerra incluye entre los perdedores de las primarias a Zapatero y Rubalcaba
Piña, piña, lo que se dice piña no parece que hayan hecho muchos tras la derrota de Trinidad Jiménez frente a Tomás Gómez en las primarias.
El espíritu de unidad que intenta forzar a toda máquina la dirección federal, tras el revolcón del domingo, empieza a resquebrajarse. Donde hubo brechas, ya se sabe que hay riesgo de que supuren las heridas, de que alguien opere sin anestesia y no se detenga a vendar hasta que el diagnóstico no sea certero. Eso es lo que ayer hizo Alfonso Guerra, el presidente de la Comisión Constitucional del Congreso, al incluir entre los «perdedores» de las primarias en Madrid a todos los que apoyaron entusiastamente a la ministra de Sanidad, entre ellos a Zapatero y al ministro Pérez Rubalcaba.
El que fuera vicepresidente del Gobierno y número dos del PSOE durante lustros no se anduvo con contemplaciones ni con falsos cierres de filas ni con paños calientes: «Ganó el señor Gómez y los que le apoyaban, y no ganó la señorita Trini y los que le apoyaban», y «lo demás son interpretaciones para salir del paso». En efecto, la unidad invocada, el espíritu de piña y todo lo dicho desde la noche del domingo, sobre todo, en boca de algunos, resultó poco creíble. Así que ante la pregunta directa a Guerra de si entre los perdedores estaba el presidente del Gobierno, respondió: «Todos y cada uno de los que apoyaron a la persona que ha perdido no pueden estar entre los ganadores. Eso es evidente». ¿Y Rubalcaba?, se le insistió: «Entre los perdedores, claro».
Guerra no se quedó sólo en la familia socialista, sino que extendió el grupo de los derrotados a los medios de comunicación que hicieron una apuesta «muy clara» por Jiménez, «porque hubo emisoras de radio y periódicos que se inclinaron de manera clarísima no sólo a favor de uno de los candidatos, sino en contra del otro». Era obvio de quién hablaba. Pese a todo, el presidente de la Comisión Constitucional no cree que el resultado tenga «ninguna consecuencia» en las filas socialistas, pues dijo no haber notado «ninguna ola de rebelión interna».
A partir de ahora, a su entender, quienes respaldaron a uno y a otra tendrán que apoyar juntos al candidato que ha resultado elegido. Los partidarios de las primarias, entre los que Guerra no se cuenta, «tendrán que ser los primeros en asumir los resultados y, por lo tanto, apoyarlos», proclamó.
En eso están, unos con más entusiasmo que otros, claro. El primero en ponerse a la cabeza del apoyo a Gómez ha sido José Blanco, uno de los mayores críticos con el secretario general del PSOE. El número dos del PSOE ya admitió el lunes ante la Permanente de la dirección federal su cuota de responsabilidad. Y ayer lo hizo en público antes los micrófonos de una radio. Reconoció su «derrota» en tanto en cuanto su opción no ha triunfado. Ahora bien, apostilló que en ningún caso se siente «desautorizado».
«En estas elecciones no se trataba de José Blanco» dijo antes de subrayar que gracias a las primarias hoy «Gómez ha dejado de estar en el anonimato». El también ministro de Fomento defendió su actuación al afirmar que «buscar el bien del partido hablando alto y claro y sin esconderse» es una buena práctica.
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