Los pasejeros indignados: «Te tienes que buscar tú la vida»

SPANAIR CRISIS
Retiran carteles de Spanair en Barajas y pasajeros siguen cambiando pasajes

Madrid, 28 ene (EFE).- Los trabajadores de Spanair en el aeropuerto de Madrid-Barajas han comenzado a retirar los carteles que identificaban los mostradores de la compañía, mientras los pasajeros afectados por los vuelos cancelados siguen tratando de conseguir nuevos pasajes.
Iberia, Vueling y Air Europa han lanzado tarifas de rescate, que permite a los viajeros cambiar hasta el próximo 3 de febrero los billetes que habían adquirido con Spanair a un precio de 60 euros en trayectos peninsulares y con las Baleares, y de 90 en rutas con Canarias, "siempre que haya disponibilidad de plazas", según han anunciado.
Varios de los viajeros consultados por Efe coincidieron en señalar que la tarifa anunciada no incluye las tasas, como una pareja gallega que comprobó que su billete Vigo-Madrid "se ponía en 80 euros por cabeza y un sólo trayecto y el de Barajas a Tenerife en 120".
"En total 400 euros extras, que esperamos recuperar algún día tras presentar todos tipo de reclamaciones en Spanair, Aena y la agencia de viajes", comentó esta pareja, mientras se quejaba de que la escala que tenían programada en Madrid de 90 minutos se había convertido en 12 horas.
Otros pasajeros se lamentaban de que ya "casi no quedan billetes a precio de la tarifa de rescate a no ser que accedas a viajar dentro de varios días".
Lo comprobaron un par de amigas residentes en Las Palmas que querían regresar mañana, tal y como tenían previsto, y el cambio de pasaje les costaba 200 euros a cada una, mientras que si esperaban al miércoles la cifra se reducía a 62.
Ante la duda de no llegar a tiempo, otros viajeros han optado por alquilar coches.
Fue el caso de una pareja catalana que iba a coger en Barajas un vuelo a Nueva York y que decidió conducir desde Barcelona, porque -dijeron- "no estábamos dispuestos a quedarnos en tierra jugando al cambio de vuelos".
La paciencia, la confusión y la resignación son las notas dominantes esta mañana en Barajas entre los viajeros que acuden a los mostradores de información de la aerolínea, donde "se nos entrega una hoja de reclamaciones y se nos viene a decir que nos busquemos la vida para conseguir otro vuelo".
¿Y qué vas a hacer?. ¿Te vas a enfadar con las tres chicas que atienden? ¡Pero, si se han quedado sin trabajo", explicaba una joven gallega, mientras un hombre canario decía no entender como ayer pudo comprar a las 15.00 horas un billete para volar entre Tenerife y Madrid a las 17.00 horas "cuando la compañía estaba a punto de quebrar".
El joven usó el billete de ida, pero el de vuelta lo tenía para el domingo en uno de los 51 vuelos que Spanair tenía previsto operar en Barajas.
Hoy, la compañía tenía una programación más reducida y había previsto 15 vuelos de salida (12 de ellos hasta las 14.00 horas y otros 3 a lo largo de la tarde) y 19 de llegada.
Para agilizar las gestiones de los afectados algunas compañías han reforzado su personal de atención al cliente, entre las que figura Iberia que cuanta hoy con 35 trabajadores extras para atender a los pasajeros. EFE
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Los pasajeros que esta mañana tenían billetes para volar desde el aeropuerto de Son Sant Joan a Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla hacen cola ante las oficinas de otras aerolíneas que cubren estas rutas para comprar nuevos pasajes.
Empleados de Aena les han informado de las tarifas alternativas pactadas con otras aerolíneas como Air Europa, Iberia y Vueling, aunque los afectados se quejan de que estos precios no incluyen las tasas y lamentan molestos el abandono al que se sienten sometidos por parte de Spanair.
Un joven que buscaba un billete para viajar a Barcelona ha declarado a Efe que la única información que tenía era del personal de Aena, que le ha explicado que "Spanair no vuela y no han reubicado a los viajeros en otros vuelos".
"Te tienes que buscar tú la vida. Nos han dado una hoja informativa en la que nos dicen los precios que han puesto otras compañías, pero ahí falta añadir tasas. He llamado al teléfono de Spanair ocho o diez veces y no lo cogen", se ha lamentado.
Una viajera que ha de tomar esta noche un avión de Madrid hasta Bolivia ha relatado que ha encontrado un billete para llegar a la capital, pero como las condiciones de equipaje son distintas se ha visto obligada a pagar 100 euros extra, además del nuevo pasaje.
"Es un problema muy grande", ha declarado esta mujer, quien a la pregunta de si ha obtenido alguna información por parte de Spanair responde tajante: "Nada".
Otros pasajeros afectados, que hacen cola ante un mostrador cercano al que Spanair mantiene cerrado, también señalan que la única información de que disponen la han tenido por los medios de comunicación y lamentan que la suspensión de los vuelos se haya decidido de manera tan abrupta.
Un agente de viajes responsable de la ruta de un grupo de escolares que mañana iban a volar a Barcelona para esquiar unos días en una estación pirenaica considera "una estafa"la actuación de Spanair y se queja de la escasez de plazas alternativas en otras compañías y del excesivo coste de esos billetes.
Los problemas en Palma, sede de la compañía hasta que en 2009 fue adquirida por un grupo inversor catalán con respaldo de la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona, se viven desde anoche, cuando se conoció la suspensión de las operaciones.
Según han relatado varios testigos, en las primeras horas se vivieron momentos de tensión cuando los pasajeros que tenían plaza en el último vuelo de Spanair en Son Sant Joan (23.30 horas), que tenía como destino la ciudad marroquí de Nador, se encararon a los trabajadores de la compañía tras ser informados de la cancelación del trayecto.
La aerolínea cerrada tenía previsto operar hoy en Palma seis vuelos de salida y cinco llegadas, mientras que para mañana había programados nueve despegues y siete aterrizajes, han informado a Efe fuentes de Aena.
El otro aeropuerto balear afectado por la suspensión de actividades de Spanair es el de Ibiza, con cuatro vuelos de salida y cuatro de entrada tanto hoy como mañana. EFE
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