Red Bull
La estrategia fallida de la «Scuderia»
La decisión de marcar a Webber llevó al desastre a Fernando Alonso, que perdió un título que tenía cerca
La estrategia de Alonso y Ferrari estaba muy clara. Había que mantener la cuarta posición como mínimo y esperar acontecimientos, pero todo se torció en una carrera repleta de dificultades.
En la salida, Alonso volvió a arrancar mal. Button le ganó la partida y se colocó en cuarto lugar, justo la posición necesaria para ganar el título siempre que Vettel se impusiera. Pero Massa no pudo hacer nada para frenar a Webber y el australiano se colocó inmediatamente detrás. Con todo, era un daño menor, aunque había que estar muy atento. Las curvas pasaban y la presión era mayor porque Vettel, Hamilton y Button se marchaban en solitario. Sin embargo, un accidente entre Schumacher y Liuzzi se convirtió en la clave de la prueba. El alemán perdió el control de su coche y Liuzzi no pudo hacer nada para evitarle. Los dos quedaron enganchados y la dirección de carrera se vio obligada a sacar el coche de seguridad a pista. Los de arriba permanecieron sobre el trazado con buen criterio. Se marcaron los unos a los otros, pero quienes no tenían nada que perder pasaron por boxes para sustituir sus ruedas. Fue el caso de Petrov y Rosberg. Ambos pasaron por el «pit lane», volvieron a pista en las últimas posiciones y se reengancharon a la cola del pelotón.
El «safety car» continuó en el asfalto durante varias vueltas y poco más tarde se dio la resalida. Las cosas no cambiaron. Webber protagonizó un pequeño toque con el muro que seguramente le hizo pasar por boxes antes de tiempo. El australiano realizó el cambio y se perdió entre pilotos doblados y dos que estaban por delante de él, Petrov y Rosberg.
Fue entonces cuando Ferrari decidió llamar a Alonso a boxes. Buscaban salir a pista por delante del australiano, pero no calcularon bien que la posibilidad de adelantar a Petrov y Rosberg era complicada. Por el GPS de situación de carrera sabían de esta variable, pero aún así decidieron asegurar la posición con Webber. Los tiempos que en ese momento marcaba Fernando no hacían perentoria la necesidad de entrar a boxes, pero en Ferrari pensaron que sí. El asturiano confió en sus hombres y paró.
Regresó a pista y se encontró por detrás de Petrov y Rosberg, que habían parado antes. En aquel momento, Alonso era séptimo y había logrado superar el trámite del «pit stop» por delante de Webber. Ahora tocaba escalar hasta la cuarta plaza. Pero empezaron los problemas. El F10 estaba configurado para correr mucho en las zonas de curvas y no en las rectas. Todo lo contrario que el Renault de Petrov. El asturiano se desesperó intentando algo imposible y pasaron las vueltas sin éxito. No sólo eso. Además, Rosberg estaba por delante y más tarde se coló Kubica en cuarta plaza. Los de arriba hicieron lo correcto.
Vettel, Hamilton y Button estiraron mucho su presencia en pista y cuando obtuvieron la ventaja adecuada cambiaron sus ruedas. Un error de cálculo dio al traste con las opciones de Alonso, al que no se puede culpar de esta decisión. Sólo los ingenieros conocían la situación del tráfico y la posición en la que Fernando regresaría a pista. No valoraron la posibilidad de que superar a Petrov fuera complicado y mucho menos a Rosberg, que también habría sido un hueso duro de roer. En 2005 y 2006 Renault le dio un gran coche para ganar el título y ayer, un monoplaza amarillo le impidió escalar posiciones. Y no sólo eso, porque Vettel también incorpora un motor de la casa francesa. Paradojas de la Fórmula-1.
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