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Nicaragua se mira en Venezuela

Hace ya más de cinco años que, aprovechando un viaje de Hugo Chávez a La Habana, Fidel Castro los presentó. Daniel Ortega y el mandatario venezolano recorrieron barrios capitalinos, visitaron a los comerciantes del Mercado Oriental y disfrutaron de un paseo por las oscuras aguas del Lago Xolotlán. Durante esa travesía, el guerrillero sandinista encontró al mejor de los mecenas

El venezolano Hugo Chávez y el nicaragüense Daniel Ortega colocan la primera piedra de la refinería de Puerto Sandino, el 20 de julio de 2007
El venezolano Hugo Chávez y el nicaragüense Daniel Ortega colocan la primera piedra de la refinería de Puerto Sandino, el 20 de julio de 2007larazon

MANAGUA- Bajo el sol ardiente y los influjos del ron, Chávez prometió que todo el petróleo que necesitara Nicaragua, estaba en Venezuela. El líder caribeño lo vio rentable: petrodólares a cambio de alianzas. De esta manera, Ortega empezó su mandato en 2007, literalmente con Chávez a su lado. Desde ese día el líder caribeño nunca le soltó la mano.

En la toma de posesión, el presidente de Venezuela dijo que «yo no quiero meterme en cosas de aquí internas, pero ¿qué van a hacer ustedes cuando Daniel gobierne nada más que cinco años?», preguntó Chávez. Tras un periodo en el Gobierno y cerca de una reelección, parece que la profecía bolivariana se ha cumplido.

Las elecciones del domingo tienen sabor venezolano y la hoja de ruta es chavista. Al igual que el resto de presidentes de la órbita «rojilla», Ortega sueña con perpetuarse en el poder. Y va camino de lograrlo con más del 40% de los votos, según las encuestas. Sin ni siquiera el decoro de cambiar la Constitución en referéndum, el presidente acudió al Tribunal Supremo, en su mayoría oficialista, para inhabilitar el artículo que impedía su reelección.

El camino siempre estuvo allanado desde el día en que Chávez vació sus abultadas alforjas en Managua, menos de 24 horas después de la investidura de Ortega: cerca de 600 millones de dólares, que van desde la condonación de la deuda nicaragüense (unos 32,8 millones), pasando por una línea de créditos de 20 millones hasta la llegada de un nuevo cargamento de combustible y generadoras para resolver los problemas energéticos. Los fondos de la cooperación venezolana (1.599,9 millones de dólares) desde que el presidente nicaragüense asumió el poder en enero de 2007, son administrados al margen de la ley del presupuesto nacional.

Pero quizás el acuerdo más emblemático sea la adhesión de Nicaragua a la Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA), invención del mandatario venezolano, que cuenta entre sus miembros a Cuba y Bolivia.

En Nicaragua, donde la población puso todas las esperanzas en el regreso de Ortega para mitigar la pobreza del 70% de los 5,4 millones de nicaragüenses, la generosidad de Chávez no es despreciada por nadie. Incluso la oposición hace campaña con las donaciones del venezolano. Una parte importante de esos gastos parece haber servido para financiar actividades del FSLN y para que familiares directos de Ortega hayan invertido en negocios como la compra de una televisión.

«En la práctica, ya es un sistema de un sólo partido. Los sandinistas usan el dinero de Chávez para comprar a la oposición y hacer crecer su monopolio político», indica a LA RAZÓN Luciano García, concejal del Partido Conservador en Managua.

 

Acostumbrado a los lujos
El dinero negro es el nuevo dinero rojo. Los líderes neocomunistas parecen hoy más unidos por el petróleo que por la fracasada utopía revolucionaria de Carlos Marx. Aunque el presidente Daniel Ortega se autodenomina «el presidente de los pobres», se ha confirmado su gusto por los placeres burgueses, caravanas de vehículos, agua Perrier (la más cara del mercado), seguridad que supera los 50 hombres, medios de comunicación propios, y tarimas al aire libre que son climatizadas con aires acondicionados portátiles.