Afganistán

Opacidad en Defensa

La Razón
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La realidad es terca y no se presta a maquillajes o subterfugios lingüísticos para enmascarar la verdad y eso parece que es lo que está haciendo el Ministerio de Defensa con respecto a la situación de las tropas desplegadas en Afganistán, inmersas en una guerra y no en un «escenario de guerra» como se empeña en describir la situación Carme Chacón. Y no es cuestión de percepciones o de interpretaciones, sino de hechos. Según ha podido saber LA RAZÓN, el mismo día en el que murieron dos guardias civiles y su traductor en un ataque talibán, hubo otros dos a los puestos avanzados de las tropas españolas en Sang Atesh y Muqur. Estos enfrentamientos no son una excepción. Según fuentes militares, se suceden entre tres y ocho ataques diarios. Hay otro dato aun más inquietante con respecto a la labor que en realidad realizan nuestras tropas: si hace un año y medio por cada soldado que realizaba labores de reconstrucción había uno destinado al combate, ahora por cada uno que reconstruye hay cuatro que se dedican a combatir, por lo que es fácil deducir que la situación ha empeorado en los últimos dieciocho meses. Cuanto menos sorprende la peculiar política informativa de Defensa, que nunca da a conocer ni a la opinión pública ni a los propios militares la existencia de estos ataques si no hay heridos o muertos. Sólo sería entendible esa opacidad si, al difundir estos hechos, se pusiese aún más en peligro a las tropas desplegadas en la zona, algo poco probable. La información, tanto por defecto como por exceso, nunca es una buena estrategia, ya que da lugar a especulaciones, lo que es mucho más pernicioso.

Lo cierto es que este Gobierno parece estar más presto a ejercer la fluidez informativa en asuntos de menor relevancia para los españoles. Incluso, en ocasiones, se ha mostrado más que interesado en abrir debates estériles que actuaban certeramente como una cortina de humo para no abordar los problemas que de verdad nos interesan y preocupan. Ocurrió con la crisis económica y, según la información que hoy publica este periódico, también sucede con algunos temas que a Defensa le interesa que no se divulguen. Sobran los ejemplos. Mientras el departamento de Carme Chacón ofrece todo tipo de detalles, sin vulnerar la seguridad de nuestros soldados, sobre las labores de reconstrucción que desarrollan nuestras tropas en Afganistán, es más reticente en dar a conocer cualquier tipo de ataque. Parece que Defensa está más interesada en que cale entre los españoles el mensaje de que nuestras tropas están exclusivamente en misión de paz, aunque lo cierto es que están inmersos en una lucha contra los talibán. Esta ocultación además tiene otra consecuencia que merece la pena que el Ejecutivo tome en consideración: que se omitan sistemáticamente estos ataques sin víctimas puede ser percibido por nuestras Fuerzas Armadas como una falta de respeto al trabajo que diariamente, y en ocasiones a cambio de un alto precio en vidas humanas, desarrollan en la zona. Por tanto sería deseable que Defensa opte a partir de ahora por una política informativa más transparente sin, insistimos y en ese sentido no cabe reprochar nada al departamento de Chacón, poner en riesgo la seguridad sobre el terreno de nuestros soldados.