Miguel Boyer

Miguel Boyer: «Mi mujer me ha salvado»

El ex ministro habla por primera vez tras sufrir un derrame cerebral el 23 de abril. «He tenido suerte, mucha suerte», confiesa junto a Isabel Preysler

Miguel Boyer e Isabel Preysler, en su domicilio madrileño
Miguel Boyer e Isabel Preysler, en su domicilio madrileñolarazon

Nunca olvidará aquella noche del 28 de febrero cuando su vida cambió por completo. Ni él ni su familia. No hubo previo aviso. Un derrame cerebral hizo que ingresara de urgencia en la Clínica Ruber de Madrid. Su situación era muy grave y, tanto su esposa como su hija, temían lo peor. Los titulares llenaban la prensa nacional mientras Miguel Boyer luchaba por su vida. Ahora, cinco meses después, lo recuerda junto a Isabel Preysler, que no se ha separado de él ni un momento, en el porche de su exclusiva casa de Puerta de Hierro en Madrid y lo hace en una entrevista concedida a la Agencia Efe con una intención clara: terminar con las especulaciones y el morbo suscitado por conseguir una fotografía del ex ministro de Economía.

«He tenido suerte, mucha suerte. Me encuentro muy bien», explica Boyer mientras su esposa asiente, «mi mujer me ha salvado», añade. El empresario ya camina solo, sin la ayuda de muletas, gracias al duro trabajo de rehabilitación que realiza cada día desde que recibió el alta médica el pasado 23 de abril. Su mente vuelve a tener la lucidez que siempre le caracterizó, «está muy al tanto de todo lo que ocurre», confiesa orgullosa Preysler, que dirige al fotógrafo y a su esposo para que sean retratados a su gusto. Tampoco ha descuidado su pasión por la economía y cada mañana se despierta con las novedades de las bolsas, primas de riesgo y toda la serie de índices de mercado que no sólo a él le traen por el camino de la amargura. «España logrará superar la situación en dos o tres años», sentencia.

Uno de los aspectos que más le han ayudado en su rehabilitación ha sido el sentido del humor, según explica Preysler: «Es una buena herramienta para encarar y superar una situación como ésta. Para afrontar situaciones así, se encuentran fuerzas. Siempre puedes, aunque creas al principio que no vas a poder con ello».

Cuestión de segundos
Aunque han sido meses muy duros para toda la familia, también ha habido anécdotas que ahora recuerdan con una sonrisa cómplice en los labios. La más curiosa, recalcan, fue cuando Boyer se encontraba en la UCI y hablaba a las enfermeras y les daba las gracias en inglés. «¡En inglés, y eso que si hay un idioma que domina a la perfección es el francés», apunta Isabel.
Este año se quedarán sin vacaciones, ya que cada día tiene que acudir a la clínica en la que hace rehabilitación neurológica, física y del lenguaje. Una intensa jornada que comienza a las nueve de la mañana y termina a las siete de la tarde. Pero tienen clara una cosa: lo importante es estar juntos «porque la vida te puede cambiar en cuestión de segundos», dice el economista.

 

El día a día
l Desayuno y prensaNo ha perdido la costumbre de leer cada mañana los periódicos.
l Clínica LescerCada día acude a este centro para realizar la rehabilitación.
l Natación diaria«Soy el que más nada de toda la familia», asegura.
l Domingo de relaxEs el único día de la semana que no acude al centro médico.
 

«Ana no se podía concentrar en clase»
No quiere dejarse a nadie cuando hace recuento de todos los que le han acompañado en estos momentos tan duros. Desde Tamara Falcó, pasando por Julio José Iglesias, hasta su hija Ana (en la imagen), para quien tiene un recuerdo muy especial: «No podía ir a la Universidad, no se podía concentrar en las clases», asegura apenado Boyer. El ex ministro no pudo acudir a la graduación de su hija, el pasado 22 de junio, ceremonia a la que asistió acompañada de su madre y su hermana Tamara.