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ANÁLISIS / Querida Pepa: por Juan Luis Damas
Ya ha llovido desde que naciste en Cádiz en 1812, en el Día de San José. Fuiste de las más liberales de tu tiempo. Lástima que desaparecieras porque los guardias civiles te queremos. Está cerca tu 200 cumpleaños. Fuiste la primera, el modelo a seguir. Pero no interesabas...
Te escribo estas cuatro letras para decirte que seguimos igual o peor. Nuestros guardias civiles se encuentran a bordo de un mercante sin rumbo, dirigido por el capitán «Desconcierto», aunque le llamamos capitán «Desgobierno». Lo peor es que él ya no manda, lo hacen los generales, sin timón. Por eso estamos retrocediendo en derechos laborales. A bordo llevamos pocas provisiones y mucho lastre como la Ley de Derechos y Deberes que nunca se desarrolla.
Te hablaría de las condiciones infrahumanas en Melilla, con guardias entre obras en la Delegación del Gobierno; de graves accidentes en Granada, donde se juegan la vida en Tráfico o Seguridad Ciudadana, con el añadido de ser propuestos para quitarles complementos de forma subjetiva; de expedientes a los representantes de AUGC Huelva y Jaén por hacer uso de la libertad de expresión o denunciar lo evidente; o del robo de estupefacientes en Málaga sin dimisión alguna.
Lo haría de la crítica situación del servicio marítimo en Cádiz, de los 150 coches quemados en Ceuta y la falta de control en sus fronteras; de víctimas andaluzas de atentados sin homenajear y sin una triste calle; de altercados en Sevilla con los taxistas motivados por la grave crisis; de las nulas relaciones con las asociaciones profesionales como en Córdoba –representando al 90 % de la plantilla–; o del intento de anulación del derecho de manifestación –inconstitucional según la Defensora del Pueblo–, etc.
Contigo y en 200 años hubiéramos llegado muy lejos en este Benemérito cuerpo, al que, poco a poco, lo están convirtiendo en no sabemos qué, por culpa de la estadística y el ansia viva de jóvenes mandos, no todos, más preocupados por su futuro y por las dietas que por sus subordinados. Dietas innecesarias en muchas ocasiones, a las que no entiendo cómo ningún Gobierno ha puesto freno. Insensibles a nuestros problemas e incapaces de poner orden y dar la razón al que de verdad la tiene, cumpliendo así con lo ordenado en las Reales Ordenanzas –militares y en vigor, como a muchos les gusta–. Con derechos laborales, como el resto de policías españolas, qué magnífico servicio se daría al ciudadano andaluz. Qué buena imagen real de auxilio al ciudadano tendríamos. Fin por el que fuimos creados. Pero sin ellos, con guardias civiles desmotivados, poco bien le podemos transmitir a esta sociedad. El 19 de marzo iré a colocar un ramo de flores en tu honor, pero con lágrimas en las mejillas por lo que están haciendo con tus guardias...
Juan Luis Damas
Secretario General en Andalucía de la Asociación Unificada de Guardias Civiles
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