Buenos Aires
Los narcos distorsionan las elecciones en México
Un enfrentamiento hoy en una zona rural del norteño estado mexicano de Sonora entre presuntos traficantes de drogas y de indocumentados dejó 21 muertos y nueve detenidos, seis de ellos heridos, informó a Efe una fuente oficial.
México va a las urnas mañana para renovar diez gobiernos locales, alcaldías y congresos. Pero por primera vez en casi dos décadas, la atención se concentra más en el clima de violencia que en los resultados.
Los cárteles de la droga han amenazado las campañas electorales de varios partidos e incluso esta semana fue asesinado el candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) al gobierno de Tamaulipas, Rodolfo Torre Cantú. Se trata de un clima inédito que muestra el enorme poder de la delincuencia organizada en el país.
El último y más sangriento episodio se vivía este jueves. Una batalla a tiros entre presuntos narcos y traficantes de indocumentados en el estado norteño de Sonora, a apenas 20 kilómetros de la frontera con Estados Unidos, dejaba un rastro de 21 muertos.
Policías que llegaron a la zona detuvieron a nueve personas, integrantes de los grupos rivales. Seis estaban heridas por arma de fuego. Además, las autoridades confiscaron ocho vehículos y siete armas en el lugar.
El choque ocurrió en un camino vecinal entre las municipalidades de Tubutama y Sáric, en una zona usada como corredor de inmigrantes y drogas, a casi 2.000 kilómetros al noroeste de la ciudad de México, y conocida como «el tercer mundo».
Las bandas criminales suelen disputarse las rutas de tráfico y a veces roban «cargamentos» de inmigrantes indocumentados a otras pandillas, pero pocas veces se han enfrentado en batallas campales como ésta. Sin embargo los niveles de violencia han alcanzado cotas tan altas que cualquier escenario es posible.
Mientras acontecía esta matanza, en Ciudad Juárez, en otra parte de la frontera con Estados Unidos, un comando armado emboscó y asesinó a la subprocuradora del estado norteño de Chihuahua.
Sandra Ivonne Salas García era la responsable de evaluar el trabajo de los fiscales que integran unidades especializadas de investigación en el norte de Chihuahua, muchos de ellos corrompidos por el narcotráfico.
Ciudad Juárez, a unos 1.500 kilómetros al noroeste de la capital, es la localidad que más asesinatos vinculados al crimen organizado ha registrado desde que el presidente Felipe Calderón lanzó en diciembre de 2006 una ofensiva contra los cárteles de las drogas.
El último informe del Gobierno federal sobre el número de muertes por el crimen organizado, entregado al Senado en abril, señaló que de los más de 22.700 asesinatos en todo el país, más de 4.300 habían ocurrido en Ciudad Juárez, fronteriza con El Paso, Texas.
Mientras tanto, las amenazas de los cárteles obligaron a reforzar la seguridad de las campañas en estados con fuerte presencia del narco, como Chihuahua, Durango, Sinaloa y Tamaulipas.
En los municipios del Valle de Juárez, una de las principales zonas de tráfico de drogas a EE UU, el Instituto Electoral de Chihuahua pidió apoyo de la Policía Federal para vigilar los comicios.
En ese estado, algunos candidatos improvisan sus medidas de protección. Jorge Ramírez, aspirante del PRI a diputado, dijo que nunca hace pública su agenda de actividades. «Muchas veces usamos señuelos: decimos que vamos a algún lugar y entonces nos dirigimos a otro», afirmó.
Por su parte, el presidente Felipe Calderón convocó a la sociedad mexicana a un gran pacto nacional frente al narcotráfico. «Es indispensable que las fuerzas políticas nacionales y las autoridades de los distintos órdenes del gobierno nos reunamos de manera urgente para dialogar y dar una respuesta unitaria y eficaz», dijo Calderón en un mensaje leído en la residencia oficial de Los Pinos.
«Es en la división donde los criminales encuentran los espacios para dañar a México; frente al desafío que hoy nos plantea la delincuencia organizada, no hay margen para pretender dividendos políticos», dijo Calderón, que solicitó «propuestas» de ese «frente común» para tratar de frenar a los violentos y volvió a solicitar ayuda a Estados Unidos.
Washington ya apoya fuertemente la guerra contra el narcotráfico que lanzó el presidente Calderón (50.000 militares combaten en las calles); además entregó a México más de 1.000 millones de dólares para financiar el entrenamiento policial y comprar equipo y helicópteros.
En el orden económico la Administración Calderón se muestra también preocupada por los efectos colaterales que pueda tener el crimen organizado, como es la posible caída de la inversión extranjera. En este difícil contexto México llega a las elecciones, incapaz de detener la espiral de violencia. Un camino de difícil retorno pero del que otros países como Colombia están saliendo airosos.
Interminable sangría de la narcoguerra
La sangrienta guerra que libran las bandas del narcotráfico por el control de determinadas zonas en México ha dejado en los últimos cuatro años más de 25.000 muertos. Y los números siguen creciendo sin parar. Oficialmente se reconoció a principios de abril que la cifra era de 22.743 desde diciembre de 2006 a marzo de este año. No obstante, la prensa local, que lleva un recuento extraoficial de los crímenes atribuidos a la delincuencia organizada, señala que en los últimos tres meses se ha informado de más de 3.000 muertes. Sólo en este mes de junio la cifra ha llegado a 1.200 asesinatos, convirtiéndose en el mes con más muertes atribuidas al crimen organizado en los últimos cuatro años.
30.000 millones de dólares
Ésa es la cantidad que se introduce cada año desde Estados Unidos en México para financiar a los cárteles de las drogas.
680 millones de dólares «lavados»
Se calcula que ese dinero procedente de los narcos supone, al menos, el 20% de la economía en el estado de Sinaloa.
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