Polonia
Asesinato de un sacerdote
La historia del padre Popieluzsko no se ha contado antes porque, aunque parezca mentira, «hay todavía en Polonia unos grupos de influencia muy fuertes que se resisten al cambio, que le tienen animadversión», dice Rafal Wieczynski, director de la película que honra la vida de héroe involuntario del sacerdote Jerzy Popieluzsko, asesinado en 1984 por las fuerzas de seguridad del régimen comunista por su implicación con la causa del sindicato libre «Solidarnosc». A su funeral asistieron medio millón de compatriotas y el padre fue beatificado en 2009. Wieczynski estaba presente esa tarde de octubre, cuando la multitud callaba en repulsa por el asesinato. «Tenía diez años y fue un día decisivo en mi vida. Es la razón por la que empezó a madurar mi patriotismo. Nos comparábamos con él y eso fue clave, tener un modelo cerca», asegura el director.
«Los policías se escondían»
El régimen represor quería evitar un funeral masivo, pero no pudo. «Aquel día, recuerdo las miradas de los policías. Ellos se escondían, no nosotros», añade el realizador. Poco a poco fue madurando un interés profundo en aquel niño que, cuando se convirtió en cineasta, quiso contar la historia porque «hoy los jóvenes saben muy poco de nuestra historia reciente. Creo que es algo que pasa en todos los países». El rodaje se aplazó más de un año y medio y Wieczynski acumulaba 100 horas de entrevistas con los familiares del padre y 40.000 páginas de documentación. «Todo lo que aparece en la película son hechos documentados. Es incuestionable, y ninguno de los detractortes de la película o del papel de la Iglesia ha podido decir nada en su contra. Sólo reflejo la verdad». El protagonista de la historia, Adam Woronowicz, que guarda un notable parecido físico con el sacerdote, pasó incluso unos días en casa de la madre del personaje, comiendo su comida, viendo su habitación, sus objetos, que siguen como los dejó. «¡Incluso me obligaron a ir una semana a un seminario!», añade el actor. El padre de Woronowicz fue uno de los activistas de Solidarnosc, y, tras el asesinato, «el promotor del primer monumento en Polonia a su figura», relataba. Popieluzsko oficiaba misas a la salida de las fábricas a petición de los obreros y sus Misas por la Patria se hicieron multitudinarias. «Nuestras esperanzas viven todavía y nosotros tenemos el deber de seguir cultivándolas en nuestro interior y compartirlas con nuestros hermanos. Hace falta quitarnos el miedo que nos paraliza e inmoviliza nuestras mentes», dijo en una de las más conocidas que dirigió, en 1984.
Por los pelos
El protagonista, Adam Woronowicz, que al natural luce mucho menos pelo que en la ficción, recibió el «milagro» del crecimiento del cabello con una duda: «Cuando fuimos a ver a la madre de Popieluzsko para preparar el rodaje, pensamos que a lo mejor se emocionaba al verme caracterizado, pero lo primero que dijo fue: ‘‘Pero si no se parece en nada...''», contaba entre risas. El sacerdote fue beatificado en 2009 por Benedicto XVI, y como se ve en la imagen pequeña, el parecido es bastante razonable.