África

El Cairo

Bombas de racimo españolas contra los civiles libios

A medida que Muamar Gadafi recrudece su ofensiva contra Misrata, más y más información llega desde la ciudad, gracias a las ONG y medios de comunicación que han conseguido romper el bloqueo impuesto por las fuerzas del coronel, las cuales asedian el último bastión rebelde en el oeste de Libia desde hace semanas.

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El diario «The New York Times» ha conseguido penetrar en Misrata y denuncia que las fuerzas de Gadafi emplean armas destructivas, como los ya conocidos misiles de fabricación rusa GRAD –con los que las tropas gadafistas volvieron ayer a bombardear Ajdabia, en el este, matando a un miliciano revolucionario–, y en Misrata estarían usando bombas de racimo, que contendrían componentes fabricados en España en 2007, antes de que el Gobierno de Rodríguez Zapatero se comprometiera a firmar la prohibición internacional de este tipo de bombas y destruyera los arsenales.

Según el rotativo estadounidense, las fuerzas gubernamentales disparan las granadas de mortero MAT-120 (de 120 milímetros de calibre), compuestas por 21 submuniciones que multiplican su capacidad letal cuando el proyectil estalla. La empresa española Instalaza producía este tipo de proyectiles que el «New York Times» ha identificado y fotografiado en Misrata y sobre cuyo uso por las tropas leales a Gadafi ya había alertado Human Rights Watch, lo cual supone un «riesgo inaceptable» para la población, según esta ONG.

Otra organización pro derechos humanos denuncia la situación en la que viven los civiles en Misrata: Amnistía Internacional asegura que al menos15 personas murieron ayer cuando varios cohetes impactaron en la zona del puerto, que es la única vía de acceso a Misrata y que hasta ahora había estado bajo el control rebelde y se podía considerar relativamente segura.

Las víctimas del bombardeo estaban haciendo cola para comprar pan. Las que no pudieron o supieron protegerse de la explosión, murieron. La mayor parte de los heridos, atendidos por el equipo de médicos de la ONG Emergency, son civiles alcanzados por la metralla de la artillería pesada empleada por Gadafi sobre esta localidad de 300.000 habitantes, en la que la población ya no sabe dónde buscar refugio, porque los misiles están impactando en sus casas de forma indiscriminada, según relata la investigadora de AI, Donatella Rovera.

En la clínica improvisada donde opera Emergency también llegan muchos heridos de bala a manos de los francotiradores gadafistas, que siguen desplegados en las calles de Misrata.
Éstos disparan arbitrariamente y, muchas veces, directamente a la cabeza. Un doctor de Emergency relata en su web cómo recibe a un joven muerto de un disparo en la cabeza, mientras que otro, de unos 20 años, ha sobrevivido gracias a que el proyectil se ha parado poco antes de penetrarle en el cráneo.