Hollywood

«El glamour está en horas bajas»

Ron Galella, el primer «paparazzi» de la historia, pasea su talento por Madrid para presentar una muestra de su obra en Loewe y el Círculo de Bellas Artes

La imagen «robada» de Jackie Kennedy es una de las favoritas de Galella
La imagen «robada» de Jackie Kennedy es una de las favoritas de Galellalarazon

Los «paparazzi» también tienen heridas de guerra. Ron Galella, considerado el «pater» de los fotógrafos del cuore, acumula unos cuantos golpes y una dentadura nueva. La que tuvo que pagarse de su bolsillo cuando un buen día, Marlon Brando le propinó un puñetazo por una imagen «incómoda». Ni corto ni perezoso, en su siguiente encuentro con el actor se plantó un casco de rugby, con más sorna que otra cosa. Y Brando no se lo tomó a mal. Entre otras cosas porque Galella era alguien respetado y respetable. Todas y todos sabían que dejarse atrapar por el objetivo de este «paparazzi» implicaba pasar de inmediato a la galería de «celebrities» de postín de Hollywood. Así , este cazatalentos del estilo, un artista que paseó ayer sus 80 años por Madrid con sus particulares galones para presentar una muestra de sus mejores instantáneas que se reparte entre la tienda de Loewe (Gran Vía,8) y la sala Picasso del Círculo de Bellas Artes. «Yo soy un romántico. Quiero inmortalizar a la estrella con naturalidad. Y ahí un segundo resulta clave. He disparado siempre antes de que llegara la pose de turno, para pillarles ‘‘in fraganti''. Si mostraban la sonrisa del ‘‘photocall'' no valía nada. Prefiero cazar la sorpresa», comenta mientras se detiene en una imagen de Cher de 1963 en la que la artista no se parece así misma –todavía no había superado la decena de operaciones– y se muestra orgulloso de una imagen de Robert Redford con unas Rayban aviador que recuerda a las de Brad Pitt a la salida de cualquiera de sus rodajes.

Cuestión de talento
Pero no se equivoquen: estos tiempos no son aquellos. «Aquella generación de actores, actrices y personalidades de la alta sociedad tenían mucho talento. Galella es consciente de que siempre ha jugado en otra liga, aquella en la que no hay una Belén Esteban que grite «¿vale?» o una Isabel Pantoja que grite un «no me vas a grabar más... «Paris Hilton, Lindsay Lohan o Britney Spears tienen, sin duda, menos talento, pero gozan de unos equipos de marketing que permiten convertirlas en diosas. Entre todas, tan sólo se salvaría Taylor Swift, tiene una belleza alternativa que me cautiva». Entonces, ¿ha muerto el glamour? «Quizá no se llegue a ese extremo. Pero sí está claro que está en horas bajas». O lo que es lo mismo, no habrá otra Jackie Kennedy que pueda plantarle cara en las páginas del «Vanity Fair». «Fue sin duda mi musa. Da Vinci tuvo a su Monalisa y yo tengo a la mía», señala si bien también tuvo sus más y sus menos con la primera dama. «Sólo ordenó que me arrestaran una vez. Y no porque la fotografiara en una situación comprometida. Sólo pretendía defender a su pequeño, John Keneddy Jr. Es lo único que siempre buscaba, que defendieran la intimidad de los menores. Aprendí la lección». No en vano ella le proporcionó la fotografía que le sirve de presentación en cualquiera de las exposiciones y homenajes que Ron recibe: «Capta la esencia del paparazzi: plasmar al personaje desprevenido, improvisado, espontáneo».

La primera demanda
En los los años 60 y 70 Galella hacía fotos entre persecuciones, flashes y algún que otro puñetazo, como la paliza que le propinaron los guardaespaldas de Richard Burton. Entonces, Sofía Loren le puso una demanda y nunca más pudo volver a acercársele a menos de 20 metros, sentando así un precedente legal que no existía.