Barcelona
Madrid desierto y 2000 en Donetsk
Donetsk- La única conclusión coherente que se puede extraer del ambiente en los alrededores del Donbass Arena es que Ucrania está muy lejos, lejísimos, de España. Y de Portugal, un poco más todavía. Pocos eran los aficionados españoles que aparecieron por Donetsk, pero lo hacían conscientes de sus necesidades básicas. «Pi, pi, pi, nos hemos quedado sin hielo», gritaba un aficionado con aspecto de no necesitar más hielo ni más alcohol. Otros, mientras en el interior del estadio sonaban las pruebas de los himnos, aprovechaban para hacerse fotos con las jóvenes ucranias en los parques que rodean el estadio.
Los españoles eran más y más ruidosos. Los portugueses eran menos y discretos. Pero la mayoría de camisetas rojas que se veían alrededor del estadio del Shakhtar eran las que portaban los lugareños, decididos hinchas de la campeona de Europa y del mundo. Algunos, con la bufanda del partido y los nombres de los dos rivales. Otros, más extraños, con la camiseta de España, pero la bandera china pintada en la cara. Quizá porque eran chinos. Tampoco era extraño ver aficionados ucranios que acudían al estadio con la camiseta del Barcelona. Otros acudían con «La Roja» y la bandera rusa pintada en la cara. Había para todos los gustos.
Pero los más contentos eran los familiares de Negredo, que entraron al estadio con la camiseta de España y el nombre del delantero del Sevilla en la espalda cuando ya sabían que iba ser titular por primera vez en la Eurocopa.
Los reventas, mientras tanto, intentaban colocar sus últimas existencias sin ningún disimulo y con las entradas directamente en la mano. Merecía la pena pagar por ver a España contra el equipo de Cristiano, aunque no parezca la Eurocopa la principal preocupación de los ucranios. Al menos en Donetsk.
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