Artistas
Cadáver de amor
Así sonaba en la canción, «O si ves por la turbia ventana / de frente a su amante / a la querida que, ya seca, / se aferra al cadáver / de su amor, y a cuchillo dice ‘‘como escapes, / te lo juro, aquí mismo / me siego el gaznate"», pero es eso mismo que, con otra literatura, le presentan a usted los medios de cada día con títulos vergonzantes como «violencia de género», ¡madre mía!, que no sólo no mencionan el amor, que ni siquiera se atreven a llamarlo «sexo» y lo maquillan con el nombre del género gramatical. Claro que a lo mejor a usted no le importa cómo lo llamen, que, junto con su señora o su marido, reciben la noticia con el adecuado «¡qué horror!» y pasan a otra sin más; porque acaso se encuentran ustedes bastante a gusto en casa, que no se han matado hasta ahora el uno a la otra ni la otra al uno, y están por tanto conformes con el emparejamiento, dispuestos a vivir juntos felices o tranquilos, hasta que la muerte los separe, como si no fuera la muerte la que los ha unido. Perdonen si les remuevo las ideas y les perturbo la paz un momentín de nada.
Eso del amor…vamos, eso que se sigue llamando amor entre la gente cuando no hace literatura, enamoramiento o enamoriscamiento de una cara o costumbre en que los azares los han enlazado a uno con otra y les hace recaer muchos días, muchos años, en lo mismo, eso que se dice «al amor de la lumbre», al amor de una piel, eso nunca podría hacerle daño a nadie: amor, ese desconocido, como cualesquiera sentimientos que le asaltan a uno de por debajo de uno mismo, es inocente, sin poder para matar nada. Lo malo empieza cuando él se sabe a sí mismo, cuando se fija en el sacramento del «Te quiero», se convierte en una promesa de futuro, se vuelve único y eterno: es entonces, cuando él mismo ha muerto, cuando adquiere el poder de matar. Puede que le extrañe a Vd. que un amor vivo no pueda hacer nada, y que sea el cadáver del amor el que tenga tan mortífero poder y fuerza. Y bien está que le extrañe; pero, si le dejan algún rato, consúltelo Vd. con su corazón.
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