Atenas
Los recortes que les esperan a los griegos
ATENAS- La premura de los partidos políticos griegos para formar un Gobierno hoy o mañana no responde sólo al deseo de borrar la mala imagen que mostraron a sus electores y al resto del mundo tras los fallidos comicios del 6 de mayo, cuando las siete formaciones políticas que habían obtenido representación parlamentaria fueron incapaces de pactar una coalición de Gobierno y condujeron al país a la convocatoria de nuevas elecciones. La verdadera razón es que las arcas griegas se quedarán vacías a finales de julio para pagar pensiones y sueldos de funcionarios, y seguirán así a menos que la troika (Banco Central Europeo, Fondo Monetario Internacional y Comisión Europea) desbloquee el siguiente tramo del rescate financiero de 130.000 millones de euros. Para aprobar el examen de la troika, que abandonó Atenas tras las elecciones del 6 de mayo, el nuevo Gobierno de unidad nacional no tendrá tiempo que perder y deberá enviar al Parlamento este mismo mes de junio un paquete de medidas a las que se comprometió Atenas al firmar el memorándum. El actual Ejecutivo en funciones sólo puede gestionar el día a día del país hasta que se constituya otro elegido por el nuevo Parlamento. En primer lugar, el Estado deberá acometer otro plan de recortes por valor de 11.500 millones de euros. Una receta profundamente dolorosa en un país que lleva cinco años en recesión y cuyo PIB caerá este año un 6,9% y el desempleo alcanzó en abril un desconocido 22,7% de la población activa.
La segunda impopular tarea será despedir a 15.000 funcionarios sólo este año. Hasta 2015, la cifra de despidos debe alcanzar los 150.000 empleados públicos. Esta medida explica en gran parte la debacle de los socialistas del Pasok, que históricamente han tenido en este sector una importante fuente de votos.
Además, Grecia debe mejorar la recaudación de impuestos, que sólo en mayo cayó un 20% por la incertidumbre política. Desde 2010, los Ejecutivos helenos han aprobado numerosas reformas del sistema impositivo, cuya puesta en práctica, sin embargo, se ha estrellado contra la incapacidad de la propia Hacienda griega de perseguir eficazmente el fraude fiscal.
Con la intención de reducir la elevada deuda, Bruselas demanda a Atenas que impulse de manera decisiva la siempre demorada privatización de empresas públicas, que, según los optimistas cálculos del anterior Gobierno, podrían aportar 50.000 millones de euros a las arcas. Esta lista de medidas impopulares explica la insistencia de los dos partidos que se han repartido el poder desde 1974, el socialista Pasok y el conservador Nueva Democracia en que otros grupos políticos compartan con ellos las tareas de Gobierno. Así hicieron los ultraderechistas de la Alerta Popular Ortodoxa (LAOS), que formaron parte del Gobierno de unidad nacional del tecnócrata Lukas Papadimos y lo pagaron perdiendo su presencia en el Parlamento hace seis semanas.
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