Nueva York

Encallado en Nueva York

«Toni Montesinos alterna poemas con crónicas de viaje y contrapone miradas antes y después del 11-S»

Encallado en Nueva York
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Ningún lugar más propicio para ilustrar la decadencia de estos malos tiempos que el perímetro de Manhattan, cabalmente definido por John Berger como «una gigantesca metáfora de la tensión contenida en un barco cargado de emigrantes, que echó el ancla para no zarpar jamás». Tras el derrumbe del 11-S, la «newyorarkeología» vuelve a ser un género en alza, cultivado, en nuestro entorno, por Muñoz Molina o Eduardo Lago, con el clásico sueño dividido entre la quimera y el bostezo americano. A partir de «esta magnífica catástrofe», como define a la ciudad Le Corbusier, Montesinos ofrece en «Escenas...» su testimonio de NY (¿nynismo?) como aluvión de soledades radicales y sentimentales macarras plutocráticos; la capital de una «egocéntrica tierra de sermoneadores y aspirantes a profetas». Alternando poemas con crónicas de viaje, contrapone sendas miradas, después y antes, cuando aún «las Torres estaban intactas en su doble autopista hacia el cielo (...) y Mónica se agachaba en busca de los óvalos de Bill en el despacho de su imperio». Las referencias culturales a pasajeros ilustres de un pasado presumiblemente esplendoroso (Whitman, Poe, White, Salinas, Guillén o Lorca) trazan muy bien la genealogía de la orfandad y desolación actual. Ésta se desarrolla en el poemario «Sin», un monumento a los estados carenciales, sin siquiera paisaje urbano. Si en «Escenas...» cabe la relativa redención de contemplar el centro del imperio a través del ventanal de una cafetería, en «Sin» cada cual vive encapsulado en su propio ombligo. Cada quien es «un místico fornicador» que sólo acierta a recorrer «los siniestros callejones de mi casa». Alguien que se aferra a una «dichosa fatalidad: la metafísica de lo que no se tiene».



«Escenas de la catástrofe»
Toni Montesinos
Polibea
páginas 61
10,40 euros.