Historia
Memoria y trampa
La izquierda se arremolina en torno a una palabra a propósito de las tumbas y la llamada memoria histórica. Se pretende que sólo se trata de enterrar a los muertos con dignidad. Lo repitió hace poco Smiley con semblante conciliador, él, que tanto ha hecho por desenterrar el resentimiento. Pasa con la memoria histórica lo mismo que con los derechos humanos: se trata de manipular circunstancias y sentimientos con el objetivo de consolidar una agenda política y arrinconar a los adversarios. Por eso se jalea al juez Garzón, paradigma de los derechos humanos porque persiguió a Pinochet y jamás le tosió a Fidel Castro. ¿Se entiende esto, no? Pues la misma distorsión afecta a la memoria histórica: se pretende dar satisfacción a las demandas genuinas de los descendientes de personas asesinadas, pero en realidad se busca legitimar a la izquierda y lanzar a los muertos contra la derecha. Así, se habla de que la guerra fue un horror pero se subraya que un bando defendía la legalidad mientras que el otro no, los republicanos mataron en nombre de la igualdad y el progreso, mientras que los franquistas mataron por lo contrario, los antifranquistas mataron legalmente mientras que los franquistas mataron ilegalmente, porque se sublevaron y provocaron, ellos solitos, la Guerra Civil. Si alguien levanta la mano para protestar, ello mismo probará que se trata de un fascista indeseable, de extrema derecha, vamos, del PP. ¿Se entiende esto, no?
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