Salud
«Lolo»: convertir el dolor en alegría por J Mª ALIMBAU
Con veinte años, un reumatismo articular dejó a «Lolo» sentado en una silla de ruedas. Así permaneció durante 28 años. Escribió: «Aparentemente, el dolor cambió mi destino de modo radical. Dejé las aulas, colgué mi título de profesor, fui reducido a la soledad y el silencio. No obstante vivo en el gozo». Fue autor de nueve libros, miles de artículos para la prensa y la radio y fundó la revista «Sinaí», para enfermos. Don Antonio Montero, entonces director de PPC, le editaba la revista gratuitamente. Le decía: «Tú pon la oración y el texto; nosotros haremos el resto».Su biógrafo, Dr. Rafael Higueras, sus amigos, su hermana Lucy, sus conocidos... todos han atestiguado en el proceso que «Lolo supo convertir el dolor en alegría». El doctor A. Pulpillo, durante una entrevista que le hice, me dijo: «"Lolo"sufría constantemente; su dolor era similar a tener clavados alfileres en todos los poros de la piel; tocarle, rozarle con la mano era un suplicio; también tenía dos cálculos renales enormes que debían causarle grandes dolores. No obstante era un hombre alegre y transmitía ánimo y alegría». «Lolo» escribía que «la almohada le hería como la piel de un erizo». Su hermana Lucy me contaba que, «tocarle, rozarle, moverle era un tormento; que todas las noches le colocaba pequeñas almohadas en el brazo, en el codo, en la muñeca, en las manos, en el hombro, en todo el cuerpo. La operación duraba mucho, pero siempre entre bromas, risas y sonrisas». Vivió ciego durante sus diez últimos años.
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