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OPINIÓN: Desde San Pedro hasta Benedicto XVI

La Razón
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El próximo viernes, 29 de junio, la Iglesia celebra la solemnidad de los apóstoles San Pedro y San Pablo. En el prefacio de la misa de esta fiesta, la Iglesia da gracias a Dios «porque en los apóstoles Pedro y Pablo has querido dar a tu Iglesia un motivo de alegría: Pedro fue el primero en confesar la fe y Pablo el maestro insigne que la interpretó; aquel fundó la primitiva Iglesia con el resto de Israel, este la extendió a todas las gentes».

Pedro fue uno de los primeros discípulos de Jesús y uno de los preferidos. Lo encontramos siempre junto al Señor y siendo portavoz de los Doce. Pedro aparece en los Evangelios y en los Hechos de los Apóstoles como una figura destacada entre los apóstoles, por voluntad y elección personal de Jesús. Recordemos aquellas palabras del Señor que siempre son actuales y eficaces: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo».

Por decisión de Cristo, Pedro inicia el linaje de los papas que continúan la misión confiada al pescador de Galilea. Jesús, jugando con el cambio de nombre que le hizo al encontrarse con él por primera vez, le dice que será piedra. Tal nombre es todo un programa. Significa ser fundamento sólido e inamovible del edificio que Jesús edifica sobre él.

La Iglesia de Roma, que «preside en la caridad», según una expresión de San Ignacio de Antioquia a principios del siglo II, es desde siempre el punto de referencia en lo referente al contenido y a la unidad de la fe. En este sentido, el Concilio Vaticano II, de cuyo inicio nos disponemos a celebrar el 50 aniversario, dice que el Papa «es el principio perpetuo y el fundamento visible de la unidad, tanto de los obispos como de la multitud de los fieles».

Coincidiendo con la fiesta de los apóstoles Pedro y Pablo, se celebra el Día del Papa. Él, como Pedro, confirma a sus hermanos en la fe. Santa Catalina de Siena le llamaba «el dulce Cristo en la tierra», ya que su figura y su ministerio visibiliza la de Jesucristo, buen Pastor. El ministerio petrino siempre ha hecho efectiva, durante los veinte siglos de la historia de la Iglesia, la promesa de Jesús. Incluso en las épocas oscuras de la historia de Roma y del pontificado.

El 19 de abril de 2005 el cardenal Ratzinger sucedió a Juan Pablo II como obispo de Roma. El Papa Benedicto XVI se presentó desde el primer momento como un trabajador de la viña del Señor. Esto ha hecho antes de ejercer el pontificado romano y esto sigue haciendo como sucesor de Pedro, de manera generosa e incansable, cuando ya ha cumplido los 85 años de vida y los siete de ministerio episcopal en Roma.

Benedicto XVI ha sido llamado «el Papa de las cosas esenciales». Él ha centrado su ministerio sobre todo en la evangelización y en la proposición de la fe cristiana al mundo de hoy. Lo revelan con claridad dos de las iniciativas que ha propuesto recientemente a toda la Iglesia: el Sínodo del próximo octubre sobre «La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana» y la celebración del Año de la fe, que también empezará el próximo mes de octubre.

En el día dedicado al Santo Padre, estamos llamados especialmente a renovar nuestros sentimientos de comunión en la fe con el sucesor de Pedro y a rezar por su persona y por los frutos de su servicio a la Iglesia y al mundo de hoy. Todos recordamos con afecto y agradecimiento su visita a Barcelona en el mes de noviembre de 2010.