BAFTA

Rojo pasión y fundido en negro

Desde media tarde un frío que pela amenazaba con deslucir la alfombra de los premios Goya, que este año es roja, ya que el máximo patrocinador es Loterías del Estado, y al final, casi lo consigue. El cambio de escenario, el imponente Teatro Real, obligó un cambio de protocolo.

Bardem, de Chanel: El marido de Penélope Cruz llevaba ayer un traje completamente negro de la firma francesa
Bardem, de Chanel: El marido de Penélope Cruz llevaba ayer un traje completamente negro de la firma francesalarazon

Entre los periodistas se cuestionaba si nuestras actrices lucirían más espléndidas si cabe en esta 25 edición de la fiesta del cine español. El detalle de «glamour», esto parece Hollywood, lo pusieron las limusinas que trasladaron a los candidatos e invitados privilegiados hasta la Plaza de Oriente, donde fueron recibidos por un Goya de siete metros.

Inma Cuesta rompió el hielo e inauguró la carpa de 600 metros, habilitada con setas para combatir el frío y la lluvia, donde no pudo refugiarse de la lluvia de «flashes». La actriz escogió un modelo palabra de honor de Óscar de la Renta. El mismo creador que eligieron Aura Garrido, y Cayetana Guilén Cuervo. Andreu Buenafuente se encargó de presentar la ceremonia y fue de los primeros en conversar con la Prensa. El negro, uno de los tonos que triunfaron, fue el elegido por Laura Pamplona, que optó por un vestido de Alta Costura de pedrería plata con cola y gran abertura delantera. Una pieza «vintage» de Pedro del Hierro, firma en la que también confió Lucía Jiménez. El suyo era de seda rojo con escote corazón y unos grandes lazos en la espalda; y azul pavo real con palabra de honor de tafeta de seda con lazo en la espalda el de Silvia Abril. Dafne Fernández –comentó en su Twitter que los manifestantes contra la ley Sinde estaban tirando huevos– también fue fiel a nuestros diseñadores, ya que volvió a confiar en Hannibal Laguna, que le cosió un sofisticado vestido joya inspirado en la silueta New Look de la década de los 50 con palabra de honor y destellos oro. Laguna volvió a ser la aguja nacional más reclamada de la gala y para Carolina Bang creó un elegante modelo largo en negro azabache cortado al bies en terciopelo plisado Fortuny, que, para el creador «evoca a las musas del cine italiano de los años 50». Asimismo, el de María Barranco estaba inspirado en la mítica estrella del cine mudo Gloria Swanson.

Cortes asimétricos

Las intérpretes tenían que hacer cola para posar ante los numerosos fotógrafos y cámaras que se dieron cita en el coliseo, pero para colas las largas dela mayoría de las creaciones. Olivia Molina presumió con un Paco Rabanne asimétrico de metal con cristales de strass y abertura lateral.

Muy guapa llegó María Valverde, con un vestido de Cindy Figueroa inspirado en Afrodita. Poco después lo hicieron Elena Anaya, de Elie Saab, y Natasha Yarovenko, de Roberto Cavalli y joyones de Carrera y Carrera. Laia Marull, que ya tiene dos estatuillas, hizo sus quinielas antes de hacer el paseillo con un Cortana elaborado con una falda de diferentes capas de tul y organti de talle alto con corsé del mismo tejido en el color azul noche. La diseñadora mallorquina también hilvano el de Nora Navas. Tras sus pasos hicieron su aparición Rossy de Palma que, recién llegada de París sacó del armario un modelo de Azzedine Alaïa. Leonor Waitling, que dará a luz en julio a su segundo hijo, prefirió un Miriam Ocáriz estampado. La actriz y cantante dejó claro que asistía a la ceremonia como mujer consorte de nominado, ya que es Jorge Drexler quien aspira a una estatuilla. Aitana Sánchez-Gijón asistió radiante con un vestido largo de doble capa en organza «fils coupé» beige grabado con bordados de cristal y apliques de boches firmado por Carolina Herrera New York, –igual que Ana Álvarez–, que iluminó con joyas de Bulgari.

El conjunto de traje pantalón negro, la única que lo lució, con cuerpo estampado de Icíar Bollaín estaba firmado por Caprile. La directora acudió acompañada por Paul Laverty, por supuesto, Luis Tosar y Alberto Iglesias. También pisaron la alfombra roja Lola Marceli, de Rafael López, que conjuntó con joyas de Vasari, misma elección que Silvia Abascal, que exhibió un Lorenzo Caprile tan impresionante como el de Anne Igartiburu y Verónica Forqué.
Javier Bardem, por su parte, fue de los últimos en aparecer y lo hizo de Chanel negro riguroso.

Nominado a los Goya, Bafta y Oscar, posó sonriente para los medios junto a sus compañeros de reparto en «Biutiful».: «Todo está yendo muy bien. Estamos muy felices», comentó a la Prensa algo parco en palabras. Maribel Verdú y Pilar López de Ayala resultaron despampanantes con sus respectivas creaciones de la «maison» francesa. Tanto como Emma Suárez y Belén Rueda, de Gucci y Najwa Nimri, de encaje negro de Dolce&Gabanna. «Glamour», mucho «glamour», vestidos sofisticados largos en color negro, sobre todo, triunfaron en la gran noche del cine español.