España

La ciudad fantasma

La Razón
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Quien aspira a ser alcalde de una ciudad, tiene la obligación de conocer la historia y la realidad de esa ciudad. El aspirante de «Bildu» a la alcaldía de San Sebastián ha manifestado que «rechazaría que los Reyes de España visiten esa ciudad porque son seres que no la representan políticamente». Además de la innecesaria grosería, el aspirante, un tal Izaguirre, demuestra una brutal ignorancia de todo. San Sebastián es una ciudad española, y por ello los Reyes pueden visitarla cuando se les antoje sin necesidad de pedir permiso a Izaguirre para hacerlo. La vinculación de la Corona con San Sebastián es mayúscula. Su esplendor se debe precisamente a la instalación de la familia Real en San Sebastián a principios del siglo XX. Haga un esfuerzo el ignorante y recorra su ciudad. El barrio de Ondarreta. Ahí estaba, en la falda de Igueldo, el Real Club de Tenis de San Sebastián. La penúltima rotonda de los jardines de Ondarreta está presidida por un monumento a la Reina María Cristina, madre de Alfonso XIII, siempre enamorada de San Sebastián. Por ella se construyó el Palacio Real de Miramar en la unión de las dos grandes playas. En Ondarreta cinco calles recuerdan a los hijos de Alfonso XIII. Avenida del Infante Don Juan, de la Infanta Cristina, del Infante Don Jaime, de la Infanta Beatriz y del Príncipe Don Alfonso. El gran hotel emblemático de San Sebastián se llama «María Cristina» en recuerdo de la Regente. El teatro donostiarra por excelencia lleva el nombre de «Victoria Eugenia», en memoria de la Reina Victoria, mujer de Alfonso XIII, madre de Don Juan y abuela del Rey. Por la tenacidad de la Reina Cristina, el Orfeón Donostiarra puede cantar todos los veranos, el 14 y 15 de agosto, la «Salve» de Réfice, encargo personal de la Reina. Junto al muelle de pescadores, mirando a la bahía, se alza el Real Club Náutico de San Sebastián, patrocinado por Alfonso XIII. Cuando el Rey y su malogrado hermano Don Alfonso pudieron volver del exilio, el Palacio de Miramar se convirtió en su internado de estudios. En San Sebastián se fundó con el apoyo de los Reyes la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País, el referente cultural más prestigioso de la capital guipuzcoana. Y el club que mueve más entusiasmo, no sólo en San Sebastián sino en toda la provincia, es la Real Sociedad de San Sebastián, a la que el Rey concedió el título de Real a petición unánime de sus socios fundadores. A pocos kilómetros, en Lasarte, el apoyo Real levantó el Hipódromo, administrado por la Real Sociedad de Fomento de la Cría Caballar. Sólo Santander puede competir con San Sebastián en vinculaciones con la Familia Real. Las grandes villas y palacios donostiarras no las alzaron los industriales vascos, sino la nobleza madrileña que se afincó en San Sebastián, capital política y cultural de España durante los meses del verano. A muchos les parecerán anticuados estos argumentos, pero son pruebas indiscutibles. Ahí están. A la vista de todos. Otra cosa es que el tal Izaguirre quiera borrar esas huellas. Mucho trabajo le costará. La tradición y los símbolos no se esfuman así como así. San Sebastián fue la casa de la familia Real durante décadas, y el resultado no es otro que su actual esplendor estético, que no político, que no social, deteriorados hasta tal extremo, que un ignorante clamoroso de su propia ciudad tiene posibilidades de ser su alcalde. Pena me da tanta belleza en manos de tan sectaria y violenta incultura.