Valladolid

Mentiras y gordas

La Razón
La RazónLa Razón

Lo de ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio es un mandamiento de obligado cumplimiento para jueces y políticos. Andan todos indignadísimos porque han llamado mierda a un ministro y han nombrado los morritos de una ministra. No se alteran tanto cuando los insultados son los ciudadanos. Aquí cualquiera puede llamarte asesino o zorra, menos si eres político. Y para disimular su poca vergüenza, enarbolan la bandera de la dignidad de la mujer. No hace falta hacerse el harakiri para expresar su rechazo a las indignas declaraciones del alcalde de Valladolid. Una ministra de Cultura no puede olvidar que representa a todos. Menos lobos.Todos posan sin ningún reparo con el rey de Marruecos, reciben al presidente de Libia o estrechan la mano del presidente iraní, que además de hacer comentarios indignos para la mujer, su política defiende su maltrato y su muerte. ¿No quieren posar? Perfecto. Que no vayan, pero que nos ahorren los numeritos. Tanto han querido relumbrar, que se han puesto al mismo nivel que el ofensor. ¿Qué hubiesen dicho estos adalides de la libertad si les hubiesen prohibido su película por las muchas y desafortunadas declaraciones que han hecho contra los que no comparten ideología? Hablarían de censura, de métodos dictatoriales propios de otra época de la que tanto reniegan. Pues que se apliquen el cuento y se dejen de cuentos. Señora ministra, lo suyo son las Mentiras y Gordas. Entiéndalo como quiera o pueda.