Sevilla
A por el «cambio» con la normalidad como aval
Sevilla- Mariano Rajoy abandonó ayer el Palacio de la Moncloa para irse a Sevilla después de presidir la habitual reunión de los viernes del Consejo de Ministros. Viajó en el AVE, fiel a esa norma que se ha impuesto de marcar una frontera clarísima entre lo que son sus desplazamientos como presidente del Gobierno o como líder del partido.
Y antes de acercarse a las instalaciones del Congreso del PP hizo una parada en un restaurante, enfrente de la estación de Santa Justa, donde almorzó con María Dolores de Cospedal, la presidenta de Castilla-La Mancha y que hoy será reelegida como secretaria general; con Javier Arenas, presidente del PP andaluz y candidato a las autonómicas de marzo; y con su Gabinete.
Su primer mensaje en el Congreso ha sido el del «cambio». «Estoy absolutamente convencido de que Andalucía va a dar un gran salto adelante en las elecciones de marzo», sentenció. El lema del «cambio» le dio la victoria en las pasadas elecciones autonómicas y municipales; volvió a dársela en las generales; y espera que sea su talismán, de nuevo, en las andaluzas (el Partido Popular necesita la mayoría absoluta para poder gobernar, ya que aquí no hay diferencias entre el PSOE e Izquierda Unida que imposibiliten el acuerdo, como ocurrió en Extremadura).
En su primera foto de familia estaban Cospedal, Arenas, Ana Mato, Alberto Ruiz-Gallardón, Esteban González Pons… Faltó, por ejemplo, Soraya Sáenz de Santamaría, quien llegó a última hora de la tarde, después de ofrecer en Madrid la rueda de prensa en la que informó del Consejo de Ministros. A esa primera foto de familia congresual se unirá esta mañana el ex presidente del Gobierno José María Aznar; y ya por la tarde, sus elegidos para dirigir el partido durante los próximos tres años.
Éste es un congreso al servicio del PP en Andalucía y de la candidatura de Arenas. Y por eso en esta idea centró Rajoy las primeras declaraciones que hizo durante su visita a una exposición fotográfica en homenaje de Manuel Fraga. Hoy, en la presentación de su candidatura, hará un discurso más en clave de partido, y el plato fuerte político, como presidente del Gobierno, se lo reserva para el domingo. A media tarde de ayer, en cuanto terminó el Plenario y comenzó el trabajo sectorial sobre las ponencias, Rajoy abandonó el Palacio de Congresos de Sevilla y se marchó a su hotel, un Meliá en el que se aloja toda la cúpula popular. Hace cuatro años, en aquel traumático Congreso de Valencia, Rajoy se presentó ante los compromisarios para darles explicaciones y justificar por qué quería seguir en la presidencia del PP. Su discurso de hoy será muy distinto. Y el apoyo de los compromisarios a su candidatura, mayor.
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