Córdoba
Despotismo informático por Sabino Méndez
A menos que las redacciones de los principales periódicos de nuestro país nos estén tomando el pelo, habrá que aceptar que, en un pueblo de La Mancha, ha sido elegido concejal de medio ambiente un conocido pirómano que había sido condenado varias veces. También que en Córdoba, a su vez, ha sido elegido concejal de urbanismo un constructor al que el mismo Ayuntamiento tenía en los tribunales. Seguro que ha sido por la calidad kafkiana de ambas noticias por lo que esos medios se han sentido indudablemente obligados a inmortalizar estos acontecimientos. Pero lo sorprendente, no es que el pirómano queme o que el corrupto corrompa, lo sorprendente es que han llegado ahí porque alguien les ha votado. Como estamos en época de mucho hablar sobre referéndums, he reflexionado sobre algo que, cuando éramos niños, proponía un empollón de mi clase. Decía que antes de votar deberíamos pasar un examen. Un examen que sería el mismo para todos, con lo cual la igualdad quedaría a salvo. Nuestros votos valdrían tanto como la nota que hubiéramos sacado en esa prueba. Sería el primer examen de la Historia dónde no habría ceros, porque sólo rellenarlo te otorgaría ya un punto. Uno podría presentarse todas las veces que quisiera, para mejorar nota, y siempre se conservaría la nota más alta. Quién fuera pillado haciendo trampas perdería el voto por el tiempo que fuera necesario. En su momento, todos miramos la idea con desconfianza. Al fin y al cabo, provenía de un empollón y probablemente barría para casa. Ahora, cuarenta años después, cuando tenemos las herramientas informáticas necesarias para llevar a cabo su sueño, me acuerdo mucho de él y empiezo a pensar si el futuro de los sistemas políticos no estará en el despotismo informático.
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