Hollywood

OPINIÓN: Ni Super ni 8

La Razón
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Supuestamente se trataba de la sensación del verano, la vuelta al cine de aventuras de los ochenta y el homenaje a la tecnología de las cámaras Super 8. Sin embargo, desde mi punto de vista, la película de J.J. Abrams resulta un fiasco doble. Primero, la historia. Para conseguir la vuelta al cine tipo Los Goonies o E.T., lo que hace Abrams es coger todo lo que funcionaba de las películas de niños de los ochenta y ponerlo junto. Y, claro, como él es un maestro de la narración, pues aquí funciona. Es una película entretenida y con la que se pasa un buen rato. Pero ya está. Un director como él no puede caer en esa regresión y convertir su película en un pastiche llenó de clichés por todos los lados.
Ahora bien, lo que es más indignante es el «juego» con el Super 8. La película pretende mostrar la nostalgia por un medio y una tecnología que ha formado el imaginario de toda una generación. Sin embargo, aparte de lo anecdótico, en la película no hay lugar para el potencial de las cámaras Super 8. No tienen poder alguno de enunciación. Allí quien manda son los medios obscenos de Hollywood. La secuencia del accidente del tren está grabada con una tecnología que hace enmudecer al cine anterior. Despliegue de medios y de dinero, mucho dinero. No hay ninguna escena en la que se haya dejado hablar a la Super 8, que acaba siendo una simple cosa de niños, como la película del final. El mensaje que subyace es que con las tecnologías obsoletas uno esboza una sonrisa, pero con lo que realmente se acojona y disfruta es con la tecnología avanzada de la industria del espectáculo. Y esto es ser tramposo.